El faro del fin del mundo, de Julio Verne
Este fin de semana he disfrutado leyendo este libro que ya leyera en mi añorada infancia, pues recuerdo cuando nos lo mandaron a leer en el colegio. Pasando sus páginas, me he sentido como aquel chavalín que entusiasmado leía una de sus primeras novelas. Y es que, no hay nada mejor que empezar por los clásicos, ¿verdad? Como acabo de decir, ha sido todo un deleite poder disfrutar de esta lectura. Reconozco que apenas me acordaba de nada, y volver a tenerlo en mis manos a significado para mi poder redescubrir un libro apasionante. Qué os puedo yo decir de Julio Verne que no se haya dicho. Qué podría decir de uno de los más prestigiosos escritores de nuestra historia. Todo un símbolo de la literatura. El padre de la ciencia ficción.
Me apasiona la sencillez con la que este autor te envuelve en sus historias, en esos viajes extraordinarios. Con una redacción asombrosamente natural, Julio Verne presentó una de sus más míticas obras, El faro del fin del mundo. Con esta obra tenemos ante nosotros una trepidante historia de piratas y valerosos marinos. En quince capítulos, Julio Verne nos adentra en La Isla de los Estados, una isla desierta, ubicada en la Patagonia argentina, entre dos bastos océanos como son el Atlántico y el Pacífico. Allí, tres son los torreros que se encargan de velar por la seguridad de los barcos que pasan por el archipiélago magallánico, un lugar muy solicitado por los navíos que pasan de uno a otro océano, sea cual sea la dirección, tras pasar por el cabo de Hornos. La Isla de los Estados mide 75 kilómetros de este a oeste, desde el cabo San Bartolomé hasta el cabo San Juan, por 20 de ancho, entre los cabos Colnett y Webster. Su litoral es extremadamente accidentado y forma una sucesión de golfos, bahías y radas, cuya entrada es a veces defendida por cordones de grandes islotes y arrecifes. Es por ello que los naufragios son continuos en aquel extremo del mundo. Sin duda, el escenario perfecto para un emocionante relato. Vázquez, Felipe y Moriz, los tres torreros al cuidado del faro y de la vigilancia de los navíos, pasan sus días atendiendo sus quehaceres y esperando el relevo que los llevará de vuelta a casa. Adoran su trabajo, son los más cualificados para ello, pero el tiempo allí es duro y por más afables charlas que amenicen sus días entre el humo de sus pipas y el canto de las gaviotas, por mucho que se sientan abrumados por el portentoso paisaje que les rodea, la soledad pesa, y el cansancio hace mella. Hasta que una mañana, su rutina cambia, y ni ellos mismos saben hasta cuánto. Vázquez, Felipe y Moriz, sorprendidos, se dan cuenta de que no están solos. En la Isla de los Estados hay alguien más y Vázquez pronto descubrirá que nada bueno le depara.
No podría recomendar más la lectura de este libro. Considero que su narración es totalmente distinta a la de los libros que podemos encontrar hoy día. Sus descripciones son didácticas y la manera de contar la historia es asequible, siguiendo un ritmo fino, directo. Un magistral ejemplo de cómo contar de forma clara y breve una convulsa crónica de piratas saqueadores y valientes marineros.
Julio verne fue un adelantado,como lo fue leonardo ,hace poco empecé a leer viaje a la luna y me engancho,espero algún día leer esta obra,en mi infancia nos sacudían con tochos mas existencialistas pio baroja ,Antonio Machado,hubiera preferido estos mundos mas imaginativos y de aventuras de julio verne.
un saludo y gracias por con.partir tus lecturas
20 marzo, 2015 en 22:49
Pio Baroja, Machado…Colosos de nuestra literatura, pero grandes peñazos para ser leído por niños en el cole, jajaja. Vidal, te recomiendo Viaje al centro de la Tierra y la Vuelta al mundo en 80 días. IMPRESCINDIBLES, amigo 😉
24 marzo, 2015 en 19:29
Por más que se empeñen cualquier tiempo pasado no fue mejor, en aquella época de pedagogía (te hablo de los años 70,80) no tenían ni idea, todo se hacia con el ordeno y mando, aún no se había inventado el verbo empatizar, y menos sabían lo que necesitaba un niño incluso un adolescente…Una vez vi en televisión un documental sobre la obra de documental sobre la vida y obra de julio Verne que me dejo fascinado por desgracia no recuerdo el nombre, pero seguro que buscando en internet aparecen….. que me dices de la poesía visual de ese increíble viaje a la Luna….Te dejo un poco de la revisión de este clásico por los franceses Air en un claro homenaje a lo suyo George Melier y julio Verne
26 marzo, 2015 en 4:47
Esto de viajar por Internet es una maravilla acabo de encontrar ese interesante documental:, seguro que hay más, Que lo disfrutes: vivre la France que diría nuestro gran pintor sordo que sin duda hoy seria el mejor fotógrafo del mundo, el insigne y visionario pintor Goya y que se entiende conociendo todo lo que pasa en nuestro país porque decidió afrancesarse y apostar por la racionalidad y el romanticismo,: país de picaros jajaja
Un saludo compañero
26 marzo, 2015 en 4:59
¡Muchísimas gracias por ese documental, Vidal! En estos días de vacaciones no dudes que lo veré. Por cierto, con respecto a los franceses AIR, ya me los recomendaste en un comentario anterior, y me encantan, Vidal, una música chulísima. Aún tengo que profundizar en su discografía, pero te agradezco la aportación pues me gustan mucho.
Un abrazo, amigo 😉
29 marzo, 2015 en 10:10
Contestando al amigo Vidal, que algo tenemos en común jejejeje a Pio Baroja me enganché en mi adolescencia gracias a un parrafo de Las Inquietudes de Santi Andía que venía en un libro de texto de lengua. A partir de ahí devoré todo lo que esta relacionado con sus novelas de aventuras, Zalacain el Aventurero, Paradox Rey etc. Sus obras más sesudas, que fueron lectura obligada pues eso, que la letra con sangre no entra.
Julio Verne me lo introdujo mi tio por vena. Incluso me regaló varios libros de su colecció que los conservo como oro en paño. Son publicaciones de 1945, que no se si tendrán valor económico pero si sentimental. Concretamente este Faro del fin del mundo no lo he leído.
Álvaro, ahi donde lo ves, Vidal y yo estudiamos en el mismo colegio. Su hermano y yo fuimos juntos a clase pero por circunstancias de la vida en 1980 se fueron a vivir a Zaragoza y ahora gracias a nuestros blogs hemos coincidido de nuevo. Fuimos atando cabos y descubrimos nuestro pasado Marista jajajaja.
Un saludo a todos.
4 abril, 2015 en 14:47