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Danza de Dragones. Quinto libro de la saga Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin

Danza_de_DragonesHan pasado ni más ni menos que seis años de la última vez que escribí sobre la saga de Canción de Hielo y Fuego en este blog. Fue allá por el verano de 2009, cuando devoré como un loco todos los libros publicados por la editorial Gigamesh sobre esta truculenta saga. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Y es ahora, cuando esta saga se ha convertido en toda una franquicia que arrasa a nivel mundial y tras estar actualmente en rodaje la que será la sexta temporada de la serie emitida por la prestigiosa cadena norteamericana HBO, cuando me dispongo a reseñar su quinto título, Danza de Dragones. Créanme, no es fácil, y más sabiendo todo lo que arrastra esta serie de televisión. Recuerdo con cierta nostalgia aquellos días de verano, cuando solía leer en la playa todos esos libros de la saga titulada Canción de Hielo y Fuego, una serie de libros que sólo conocíamos los más frikis de la literatura fantástica. Pero ahora el escenario ha cambiado, y Juego de Tronos, como así ha quedado el título de su versión en la pequeña pantalla, se ha convertido en la serie más demandada, la serie referencia de toda la fandom y que más éxito tiene en la parrilla televisiva junto a The Walking Dead. Ahora todo el mundo, en mayor o menor nivel, está familiarizado con esta enredada y tremebunda historia.

Todo un fenómeno televisivo

En abril de 2011 comenzó a emitirse la serie Juego de Tronos y en un principio cada temporada de la misma abarcaría un libro de la saga Canción de Hielo y Fuego. David Benioff y D. B. Weiss serían sus guionistas y productores ejecutivos y contaría con un reparto por lo general lleno de caras jóvenes que a día de hoy, y tras el tremendo éxito de la serie, componen el elenco de actores más demandados. Porque a la veteranía de actores como Sean Bean (El Señor de los Anillos) y Lena Headey (300), se sumaron un catálogo de nuevas caras como la de Emilia Clark, que daría vida a la mismísima Daenerys Targaryen y que es toda una sex simbol del momento. Ni que decir tiene Kit Harington, actor que encarna el papel de Jon Nieve. Son los actores estrella de esta serie televisiva. Sin olvidarnos, cómo no, de Sophie Turner (Sansa Stark), Richard Madden (Rob Stark) o Peter Dinklage (Tyrion Lannister) entre otros. La serie es todo un fenómeno. Personas que nunca le han prestado la más mínima atención a la literatura fantástica (y quizás a los libros en general) se vuelcan con esta serie. Juego de Tronos ha calado hasta los huesos a un público de lo más heterogéneo, teniendo una acogida casi sin precedentes. En su palmarés cuenta con un Globo de Oro y 26 premios Emmy, dos de los cuales fueron para el actor Peter Dinklage como mejor actor de reparto al enfundarse en la piel del avinagrado Tyrion Lannister.

Dedicarle más líneas a la serie de televisión sería alargar mucho e ineficazmente esta reseña. Así que a partir de ahora me centro de lleno en este quinto libro, Danza de Dragones, un libro mucho más satisfactorio para el lector que Festín de Cuervos y más eficaz de cara a esta vil historia de traiciones, sangre y sexo. Si en algún momento tengo la tentación de spoilear, avisaré llamativamente, pero no suelo tirar de spoilers a la hora de reseñar un libro.

El principio del fin de una batalla épica sin igual

Antes de empezar, subrayo un detalle importante. Los acontecimientos que surgen en el cuarto libro de la saga, Festín de Cuervos, son contemporáneos a los de Danza de Dragones. Lo que brota de cada uno de los dos libros sucede en un mismo tiempo. Y si líneas atrás dijera eso de que este, por ahora, quinto libro, satisface más al fiel seguidor de esta saga, es porque en Festín de Cuervos, George Martin decretó centrarse en personajes secundarios, dejando lo más gordo para esta, su danza de dragones. Así, es en este quinto libro donde volvemos a encontrarnos en el camino con personajes tan importantes como la hermosa Daenerys, el incuestionable Tyrion y el atrevido Jon Nieve. Estos tres personajes llevaran el peso de este volumen, vertebrarán el que es por ahora el punto más álgido de la saga. Tras la publicación de Festín de Cuervos, los adeptos a esta maquiavélica odisea tuvimos que esperar seis años para disfrutar de esta quinta entrega. Por lo que fueron seis años de cierta inquietud por el desasosiego suscitado del cuarto libro que dejó, os lo aseguro, a muchos insatisfechos.

Con Danza de Dragones es un verdadero placer volver a disfrutar de personajes como Daenerys o Arya Stark. El autor nos muestra su situación y refleja la evolución de estos personajes, y de manera más destacable con los hijos de Invernalia, Arya y su hermano bastardo Jon Nieve. El problema para mí, es que en esta entrega George da demasiado protagonismo a personajes que lo único que hacen es distraer tontamente al lector, haciendo que este pueda descentrarse fácilmente y perder el hilo de la historia. No ocurre lo mismo con otros personajes, a los que Martin les hace dar un paso al frente, como el entrañable ser Barristan Selmy, Theon Greyjoy, Davos Seaworth o Quentyn Martell. Estos personajes secundarios cobran mayor entidad para conducir directa e indirectamente a los principales actores de esta saga, y sobre todo, son los que mejor ubican a lector en las distintas tramas que acontecen.

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Pero otro problema que le veo es que Martin ha abusado mucho de querer presentar al lector demasiados enredos del pasado, esto sí que nos ha disipado muchas veces perdiendo un tanto el hilo principal, pues en su afán de crear una novela rica y cargada de personajes repartidos en distintas generaciones familiares, provoca una red engorrosa de personajes que no sabes ni dónde salen ni qué pintan ahí. Y es que George Martin peca en demasía con este quinto libro de dedicarle tiempo a eventos que poca trascendencia tienen en los sucesos que verdaderamente importan en esta historia. Si Tolkien se tomaba su tiempo para detallarte las ramas de un árbol o el arroyo de un río, Martin se queda a gusto dedicándole páginas a asuntos verdaderamente nimios. Todo esto, claro, es mi opinión. Seguro habrá seguidores que opinen lo contrario y hayan disfrutado con la lectura de cada palabra. Lo que no les hace por supuesto más adeptos a esta obra. Pero este tinglado tiene su aquél. Y es que dicen las malas pero inteligentes lenguas que todo esto es cosa de HBO, saben que Juego de Tronos es la gallina de los huevos de oro, y es que cuanto más duren los libros, más audiencia, cuanta más audiencia, más dinero. Y poderoso caballero es Don Dinero. Por cierto, antes mencioné tontamente al señor Tolkien y, para mí, la continua comparación de Martin con el profesor británico es, para este que os escribe, toda una memez. Nadie ha conseguido crear una obra de la magnitud de El Señor de Los Anillos y todo lo que esta epopeya de la Tierra Media engloba. Pero sigamos con Danza de Dragones.

George Martin, en cuanto a su prosa y manera de presentar la historia sigue en su línea. El lector no notará en esto nada nuevo. Pero hay algo a destacar aquí que llamó mi atención. Martin se ha vuelto más explícito, más si cabe. Indiscutiblemente Canción de Hielo y Fuego es de esas obras de fantasía épica directo a un público adulto, nada que ver con la fantasía de R.A. Salvatore o Christopher Paolini. Por lo que si George Martin ha elevado las escenas de sangre y sexo, dudo que sea por dotar de más seriedad o madurez a esta obra. Sus intenciones serán otras. Pero tampoco voy a quejarme de lo perverso que pueda resultar alguna que otra escena porque a estas alturas nadie debe asustarse de nada y por otra parte, él hace lo que le da la gana con su libro. A quien no le guste que no lo lea. Y es que, este ratón de biblioteca que os escribe, ya ha escuchado a alguna que otra adolescente avinagrada quejarse de tanta explicitud por parte de Martin en este último libro publicado. Bobadas.

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Volviendo a la historia, la trama avanza a trompicones y el invierno se acerca, y Jon Nieve y Samwell Tarly son testigos de cómo el Muro, Desembarco del Rey y el Mar Angosto se están convirtiendo en el escenario de la mayor guerra que se haya conocido jamás en los Siete Reinos. Ramsay, el bastardo de los Bolton, es el sádico hijo de puta más grande que pueda haber y Stannis Baratheon no cesa en su empeño de sentar su huesudo culo en el Trono de Hierro tentado por la implacable Melissandre. La Madre de Dragones en Mereen se enfrentará a una guerra civil, cada noche se verá bañada en sangre y sus dragones crecen, crecen y se impacientan. Theon Greyjoy se gana por méritos propios el cariño del lector, haciendo que cada uno de sus capítulos sean un regalo. La transformación de Arya Stark invita a cuestionar si es esa la verdadera edad de la niña, pues no solamente su impecable actitud sino cada una de sus palabras no es habitual en una adolescente. Estamos ante uno de los personajes que junto a su hermano Bran, darán mucho que hablar más adelante. La taimada y astuta Cersi Lannister no toma mucho protagonismo en este volumen, pero su breve paso por Danza de Dragones es digna de heroína. Todos colocan sus fichas en el tablero. Danza de Dragones es pues el principio del fin de una batalla épica sin igual.

No me quedo del todo a gusto si no termino este reseña señalando lo mucho que gusta levantarle los cuartos a los consumidores. Cuando este humilde bloguero empezaba con la apasionada lectura de estos libros, los mismos tenían un precio en el mercado de veinte euros como mucho. Seis años después de Festín de Cuervos y tras el imponente éxito de la serie comandada por HBO, veinte euros es lo que acabó costando la edición de bolsillo de Danza de Dragones, costando el doble, cuarenta euros, su edición normal. Tela marinera.

Canción de Hielo y Fuego, una saga que resulta obligada de leer si de verdad te gusta disfrutar de la lectura. Fin de la reseña. Y mira tú por donde, ¡sin spoilers!

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El Hobbit– Un Viaje Inesperado, de Peter Jackson [2012]

Antes que nada, quisiera darle las gracias a mi hermana, porque ella ha sido quien, sabiendo lo muchísimo que me gusta todo lo relacionado con Tolkien y El Señor de Los Anillos, tuvo el gran detalle de sorprenderme el otro día llegando a casa con las dos entradas para ver esta maravillosa película. ¡Gracias, niña linda!

Y sí amigos, una maravillosa película, una obra de arte. Años esperándola, toda la semana expectante, ansioso por verla. ¡Y para qué os voy a contar el día de ayer! Desde por la mañana ya andaba nervioso porque llegara la noche y estar ahí, sentado en la sala 2, en la fila 8 butaca 8, viendo la que es sin duda una de las mejores películas que he visto. Para mí, supera en emotividad a la magnánima trilogía de El Señor de Los Anillos, y no exagero.

Cuatro han sido las veces que ya me he leído El Hobbit, la última siendo este pasado verano. Disfruté una vez más de las aventuras de Bilbo Bolsón, Gandalf y los trece enanos. Aventuras que escenifica Peter Jackson con grandeza. Porque cabe resaltar que las películas de El Señor de Los Anillos tenían que reducir tres grandes libros y como es lógico, tenían que dejarse muchas cosas en la recamara. Algo que causó los desánimos de los más puristas y pedantes. Pero con El Hobbit pasa todo lo contrario. Peter Jackson se ha propuesto hacer de un solo libro, tres películas. De esta forma, todo lo narrado en la obra de Tolkien, El Hobbit, tiene su lugar en la cinta, eso y mucho más, porque recordemos que El Hobbit es un libro relativamente corto, de poco más de trescientas páginas y, si pretenden hacer tres películas de ese libro, películas de más de dos horas de duración, la versión cinematográfica de dicha obra es total.

(Gollum): «¡Ladrón, ladrón, ladrón! ¡Bolsón! ¡Lo odiamos, lo odiamos, lo odiamos para siempre!»

Quien se haya leído el libro con atención y ayer fuera al estreno de la película, se daría buena cuenta de ello. Hay tanto tiempo para todo, por decirlo de alguna forma, que anoche viendo la película me cercioré que hay escenas que no son descritas en ningún momento en la novela de J.R.R Tolkien.

La historia como muchos sabrán, se sitúa 60 años antes de la Guerra del Anillo. Con un joven Bilbo Bolsón y un Gandalf El Gris igual de sabio y benevolente que siempre, en un agujero hobbit, perfectamente ordenado y cálido hasta la llegada de Balin, Glóin, Bifur, Bofur, Bombur, Dwalin, Ori, Dori, Nori, Óin, Kíli y Fíli y Thorin, Escudo de roble, se inicia así la mayor aventura de sus vidas, sobre todo, para el benévolo Bilbo Bolsón, quien inicia un viaje inesperado que cambiará su vida y la de los suyos, para siempre. Ponen rumbo a la Montaña Solitaria, antiguo reino de los enanos, y ahora ocupado por un enorme, cruel y despiadado dragón rojo llamado Smaug, quien otrora destrozara y aniquilara el dominio de los enanos y que ahora se ha apoderado del gran tesoro perteneciente al linaje de Thorin y que en la montaña aguarda. Con la ayuda del sabio Gandalf y la paciencia y prudencia de Bilbo, la expedición intentará hacer justicia y ya no sólo devolverle a los enanos lo que es suyo, sino internar poner fin a ese mal que se está propagando por toda la Tierra Media.

(Gandalf a Bilbo): «Te considero una gran persona, señor Bolsón, y te aprecio mucho; pero en última instancia ¡eres sólo un simple individuo en un mundo enorme!».

Quien quiera que se haya leído la obra de Tolkien, sentirá una embriagada emoción al ver esta película. Todo lo que ya te imaginaras mientras leías las páginas del libro, todos esos momentos de peligro, emoción, acción y sufrimiento, los veras reflejado en la pantalla. Y es que ya me imagino a Peter Jackson, libro en mano, dirigiendo la película tal cual aparece en él. Pero ni dudando, el mérito de esta sensacional película es sólo de Jackson, es de obligada mención destacar la grandiosa interpretación de sus principales actores, sobre todo a Martin Freeman en el papel de Bilbo, Ian McKellen en el personaje del mago Gandalf y por supuesto, a Andy Serkis, quien nos ha sorprendido a todos haciendo con Gollum una actuación mucho mayor y más sorprendente que en las anteriores películas. Y no puedo acabar este artículo si no es destacando una vez más la sensacional puesta en escena de la siempre espectacular Cate Blanchett en el papel de Galadriel. Hermosa a más no poder.

Las escenas de lucha bien te recordaran a las anteriores películas, pero nada más. Esta historia es otra historia, y está contada como tal. Una historia, ¿cómo decirlo?, mucho más personal si puede decirse. Algo que queda en petit comitè, y que llega más fácilmente a los espectadores. O al menos a un servivor, ya que en par de ocasiones se me saltaron las lágrimas.

Por último, además de recalcar una vez más en lo bien que está narrada esta película, destacar que visualmente es una auténtica preciosidad. La forma en la que están tratados los trolls, orcos, goblins, elfos, la gran caracterización de los enanos y por supuesto, la fotografía de los paisajes. Acantilados, valles, bosques, senderos, pasadizos, cuevas. La ambientación es asombrosa tanto como la propia película.

Si verdaderamente amas el cine, no puedes dejar pasar una película así.


El Hobbit, de J.R.R. Tolkien

Portada de John Howe para El Hobbit

Portada de John Howe para El Hobbit

Creo que no es necesario presentar esta grandísima obra, porque estoy seguro que todos aquellos que entren en Anhelarium la conocerán de sobra. Me pregunto si es necesario recomendar este libro o escribir un artículo sobre el. ¡Quién será el insensato que no la conozca! La mayoría de las obras aquí reseñadas las hago a modo de recomendación, para mostrar de alguna forma buenas obras literarias a los demás y así difundir algo que, al menos yo, considero que merece la pena. ¿Pero que hago yo ahora aquí recomendado El Hobbit? ¡Hasta me siento tonto haciéndolo! Es como si escribiera un artículo recomendando a los Led Zeppelin o a los Guns N`Roses, parecería ridículo. Pues bien, no os toméis este artículo como una recomendación más de Anhelarium, porque no lo hago con ese fin, este artículo no es para recomendar la lectura de esta trepidante novela, sino para homenajearla. Quiero desde Anhelarium, rendir homenaje a la que es probablemente la aventura más fantástica y original jamás escrita. Este verano volví a disfrutar con Bilbo Bolsón una vez más, ¡y es que ya son cuatro las veces que me he leído este excelente libro! Y dudo mucho, muchísimo, que haya sido la última vez que lo haga.

The Hobbit fue una obra escrita por John Ronald Reuel Tolkien, y en un principio esta historia sólo fue creada para divertir a los hijos de éste. Que por cierto, qué maravilloso ¿verdad? Escribir una novela como regalo para tus hijos, sin duda algo bello. Pero la obra no podía quedarse sólo en eso, una obra de tal envergadura no debía ni podía quedarse ahí. Este es el primer libro que explora la Tierra Media, es el primer libro que te adentra en la majestuosa mitología creada por Tolkien, la obra que te abre camino hacia la mayor historia fantástica que se ha escrito. Eso si no contamos La Sagrada Biblia como novela de ficción, aunque tengo mis dudas. Como dato curioso déjenme decirles, ya que viene al caso, que la saga de El Señor de Los Anillos son los libros más vendidos después de la Biblia precisamente, algo que te hace tener una mínima idea de la tremenda popularidad de estas épicas historias llenas de enanos, elfos, orcos, hobbits, dragones, magos, valientes doncellas e intrépidos caballeros y un sinfín de esperpentos.

En esta historia se narra las aventuras de un hobbit, Bilbo Bolsón, que junto con un numeroso grupo de enanos y con la compañía del mago Gandalf, ponen rumbo a la Montaña Misteriosa, donde un despiadado y gigantesco dragón rojo llamado Smaug, guarda un codiciado tesoro. El camino será largo, y el camino estará lleno de numerosos contratiempos y dificultades, de dilemas y enigmas –¡maldito Gollum y sus acertijos!- de disgustos y situaciones de vida o muerte.

Una visita inesperada. lustracion de John Howe
Una visita inesperada. lustracion de John Howe

¿Por qué confías en él para esta misión? Le preguntaron a Gandalf, a lo que él sin pensarlo contestó: porque tengo miedo.

Y es así como comienza esta intrépida aventura. Bilbo Bolsón, sentado tranquilamente en su agujero hobbit, recibe la extraña visita de un enano, no, ¡de dos!, ¡NO, NO!, de tres, cuatro, cinco seis… ¡Bilbo Bolsón recibe la visita de trece enanos nada más y nada menos! Balin, Glóin, Bifur, Bofur, Bombur, Dwalin, Ori, Dori, Nori, Óin, Kíli y Fíli y Thorin, Escudo de roble. ¡Ah! Sin contar a Gandalf El Gris, que también llegó por último a la inesperada visita, aunque éste tuvo que agacharse bien para entrar en la acogedora casa Bolsón. El pobre Bilbo se vio, sin comerlo ni beberlo, en medio de una reunión, rodeado por trece enanos y un mago que no paraban de aprovecharse de la generosa hospitalidad del hobbit y que, sin parar de beber, comer, cantar y reír y comer, beber, reír y cantar mientras el pobre de Bilbo los atendía histérico, conspiraban sobre cómo llegar a Smaug, matarlo y apoderarse de su grandioso tesoro y recuperar lo que por honra y herencia les pertenecen.

El reino enano de Erebor, también conocido como la Montaña Solitaria, fue fundado en el año 1999 de la Tercera Edad del Sol, por el rey Thráin I, quien acababa de huir con parte de su pueblo de Khazad-dûm tras la aparición de un balrog. Siete siglos después, el dragón Smaug llegó a Erebor y, tras expulsar a los enanos, se apoderó del tesoro que éstos habían acumulado. Y como dragón que era, adoraba los tesoros, no les daba uso, pero los dragones son así, acumulan tesoros en sus profundas cuevas y pobre de aquél que quiera adentrarse en ellas y coger una moneda si quiera.

Gandalf El Gris, por John Howe
Gandalf El Gris, por John Howe

Historia de una ida y una vuelta

El desarrollo de esta obra va mucho más allá de una simple historia de aventuras. Este viaje, esta historia de una ida y una vuelta nos muestra más que eso, nos muestra una enseñanza, una lección, una experiencia con la que aprender a crecerse y obtener confianza en uno mismo, porque aunque parezca algo fácil, no lo es. Son muchas las personas, como este humilde que os escribe, que tiene, muy de vez en cuando, notables dilemas propiciados por la inseguridad y, creedme cuando os digo que esta vibrante historia, hace mucho más que entretenerte, te alecciona. Al menos así la he percibido yo, y os aseguro que no exagero cuando os cuento que el coraje de Bilbo Bolsón, un hobbit asustadizo y aprensivo, que se encuentra sin esperárselo con una gran responsabilidad cuyo peso siente constantemente encima de sus hombros y no para de perturbarle hasta llevarle incluso a los límites de la desesperación, lucha, aguanta valiente y sin dejar de pensar en sí mismo y pensando en los que le rodean, con brío y determinación y siempre prudente y reflexivo, sale adelante. Porque en El Hobbit, como buena historia de fantasía, ganan los buenos, los valientes, y los que le plantan cara la vida, con audacia y mucha osadía. Porque ya lo dijo aquél, es siempre mejor pedir perdón que pedir permiso.

Mi más humilde y sincera admiración hacia esta obra. Mi más modesto homenaje a esta historia de una ida y una vuelta, a este gran libro, El Hobbit.