8×06. El capítulo en el que Juego de Tronos llega a su final
* DESDE SU INICIO, ESTE ARTÍCULO ESTÁ REPLETO DE SPOILERS *
Sí, no voy a entrar a reseñar la serie desde sus inicios como ya hiciera con LOST hace varios años, primero porque no me apetece y porque me quedaría una entrada de blog muy larga. Pero lo que sí que me apetece es hablaros de su final. Y aquí, un friki fan de esta saga, tanto de los libros como de la serie, quizás si que tenga algo que aportaros. Esta es mi visión del final de una de las mayores series de culto de toda la historia: No sé si este último capítulo llegó a impactar tanto como el penúltimo. El 8×05 fue demoledor, fascinante, pero muy demoledor, nunca mejor dicho. Y no sólo por el caos y la devastación que Daenerys provocó en Desembarco del Rey, que no fue poca, sino porque nos dejaba divisar cómo acabaría todo esto, bastante mal. En Juego de Tronos no existen los finales felices donde se comen perdices. Si alguien esperaba algo así, era demasiado iluso. En la madrugada del veinte de mayo se emitió en horario norteamericano el último capítulo de la serie. Ayer por la tarde, día de mi cumpleaños por cierto, con mucha emoción me dispuse a despedirme de ella. Antes de que se emitieran los últimos episodios ya pude comprobar a través de las redes sociales cómo una gran cantidad de seguidores pedían que se rehiciera la última temporada de Juego de Tronos con nuevos guionistas. ¿La gente está loca o qué? No creo que fuera el sentir mayoritario de los fans de esta serie, pero qué tontería más grande. Si antes de que se emitieran los dos últimos episodios ya mucha gente estaba de uñas, ahora que la serie llegó a su fin hay quienes, tras ver este final, se rajan las vestiduras. De veras, no lo entiendo. ¿Qué esperaba la gente? Es una saga que siempre, como en los libros, ha jugado con los espectadores y lectores, siempre mostrando giros de guión y finales inesperados y pasmosos. Para mi, este 8×06 de Juego de Tronos es hermoso, un episodio muy válido, un final digno de para una serie única, espectacular. Este final, como buen final que es, lo cierra absolutamente todo. Este capitulo comienza mostrándonos a los hermanos Lannister, Cersei y Jaime. Su final fue igual de trágico que fueron sus vidas y ambos acabaron como querían, juntos. Murieron como vivieron, solos ellos dos. La hermosa Sansa Stark, esa altanera niña que siempre soñaba con ser reina y que pasó por todo un calvario, tuvo lo que más deseaba, ahora ella es la Reina en El Norte y jamás tendrá que volver a arrodillarse ante nadie. No, si os dais cuenta no es un absurdo y forzado final. Es el final que todos querían tener, el que todos anhelaban, sólo que, muchos espectadores no nos dimos cuenta que los engranajes poco a poco iban colocándolos en su sitio. ¿Y Tyrion Lannister? El enano, el personaje más inteligente de los Siete Reinos, acaba siendo la mano del nuevo rey, el tullido Bran Stark. Bran, desde que se convirtió en el Cuervo de Tres Ojos ya sabía lo que sucedería como bien acabó diciendo: «¿Por qué crees que estoy aquí?» Le dijo al enano cuando éste expuso antes todos que no habría mejor rey que Bran, aquél que conoce todos los errores y traiciones del pasado y los designios del presente y el futuro, un rey sabio. Aquí no pude evitar acordarme del Rey Filósofo de Platón. ¿Casualidad? ¿O de verdad es un claro guiño a esa idea utópica de Platón? La de un rey alejado del seseo y rebosante de sabiduría. Daenerys de la Tormenta siempre tuvo la visión de que jamás se sentaría en el codiciado Trono de Hierro. Quizás por eso, al verse tan cerca de él, se volvió loca. ¿Pero fue únicamente su deseo de poder lo que le volvió así? No lo creo. Recordad su cara cuando sentada sobre Drogon contemplaba la Fortaleza Roja. Su sed de venganza le devoró por dentro y como bien sabemos, de familia viene eso de perder la chaveta pronto. Y hablando de Drogon. Este temido e imponente dragón, el único de los tres hijos de Daenerys con vida, percibió en ese momento en el que Jon le arrebata la vida a su amada Danny, que la culpa de todo es de ese maldito trono que los vuelve a todos locos. La causa de todo mal. Me puse a aplaudir cuando vi al dragón derretir con su poderoso fuego ese trono. Grandísima escena. Arya, mi querida Arya. Ella es un alma libre, siempre lo fue. Nunca le interesaron las damas, los buenos modales y los cotilleos de palacio. Arya termina como siempre deseo, siendo una guerrera que se propone conocer lo que hay más allá de los mapas. Gusano Gris es otro que acaba donde tiene que acabar. Después de todo, tras haber perdido a su único amor, Missandei, y a su única reina, pone rumbo junto al resto de Inmaculados a las Islas de Nath, como ya prometió. El adorable Samwell Tarly, es el personaje más entrañable de esta serie de HBO. Vimos cómo pasó de ser un cobarde a ser todo un valiente luchador que acaba con la vida de uno de los caminantes. Es un personaje que se ha ido forjando con cada una de las diferentes etapas y experiencias, sobre todo desde que pasó a formar parte de la Guardia de la Noche. Pero a él siempre le gustaron más los libros que las espadas y el saber antes que la gloria. Este personaje acaba como soñó, rodeado de libros. Sam acabaría ostentando un cargo importante, nada más y nada menos que el de Gran Maestre de la Corte del Rey Bran. Y su amigo Jon Nieve…El bastardo que resultó ser un Targaryen, tras comprobar la deriva que iba a tener la historia, sabiendo que el genocidio provocado por Daenerys sólo sería el principio y que sus hermanas acabarían luchando contra ella, sin posibilidad alguna de victoria, decidió poner fin. Acabó con la vida de la madre de dragones y jamás se convirtió en rey. Jon Snow tiene un final digno, precioso. Jon salva al mundo de la tiranía, cumplió como protector de los Siete Reinos y regresa a sus orígenes, al Muro. Jon es un héroe, no un rey.
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Dicen que la forma en la que se llevó a cabo el nombramiento de Bran como nuevo rey es una alegoría al surgimiento del Parlamento británico en el Siglo XII y el origen del Rule of Law o Estado de Derecho. Como también he leído por ahí que la separación del Norte como reino independiente y con Sansa Stark como su soberana recuerda la situación inversa de Escocia y la reina María previo al nombramiento de su hijo Jacobo como primer Rey de Gran Bretaña a través de la unificación con Inglaterra. Desde que conocí los libros hace ya más de una década, ya se sabía por su autor, George R.R. Martin que la saga estaba inspirada en los numerosos conflictos que de la Inglaterra del Siglo XV. Los acontecimientos que tienen lugar a lo largo de Canción de Hielo y Fuego se basan en La Guerra de las Rosas (también conocida como La Guerra de las Dos Rosas) cuando dos casas pretendían el trono: la Casa de los York y la Casa de los Lancaster. Se le denomina Guerra de las Rosas precisamente por los emblemas de ambas casas. Así que, de ser ciertas las primeras líneas de este párrafo, sólo hace que esta serie sea aún más maravillosa de lo que ya es.
Esa sensación cuando la serie que amas llega a su fin. Una mezcla de entusiasmo, sorpresa, pena. Ay…(suspiro largo). Sólo queda decir: ¡Gracias por todos estos años! Me habéis tenido encandilado. Serie de culto donde las haya
Danza de Dragones. Quinto libro de la saga Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin
Han pasado ni más ni menos que seis años de la última vez que escribí sobre la saga de Canción de Hielo y Fuego en este blog. Fue allá por el verano de 2009, cuando devoré como un loco todos los libros publicados por la editorial Gigamesh sobre esta truculenta saga. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Y es ahora, cuando esta saga se ha convertido en toda una franquicia que arrasa a nivel mundial y tras estar actualmente en rodaje la que será la sexta temporada de la serie emitida por la prestigiosa cadena norteamericana HBO, cuando me dispongo a reseñar su quinto título, Danza de Dragones. Créanme, no es fácil, y más sabiendo todo lo que arrastra esta serie de televisión. Recuerdo con cierta nostalgia aquellos días de verano, cuando solía leer en la playa todos esos libros de la saga titulada Canción de Hielo y Fuego, una serie de libros que sólo conocíamos los más frikis de la literatura fantástica. Pero ahora el escenario ha cambiado, y Juego de Tronos, como así ha quedado el título de su versión en la pequeña pantalla, se ha convertido en la serie más demandada, la serie referencia de toda la fandom y que más éxito tiene en la parrilla televisiva junto a The Walking Dead. Ahora todo el mundo, en mayor o menor nivel, está familiarizado con esta enredada y tremebunda historia.
Todo un fenómeno televisivo
En abril de 2011 comenzó a emitirse la serie Juego de Tronos y en un principio cada temporada de la misma abarcaría un libro de la saga Canción de Hielo y Fuego. David Benioff y D. B. Weiss serían sus guionistas y productores ejecutivos y contaría con un reparto por lo general lleno de caras jóvenes que a día de hoy, y tras el tremendo éxito de la serie, componen el elenco de actores más demandados. Porque a la veteranía de actores como Sean Bean (El Señor de los Anillos) y Lena Headey (300), se sumaron un catálogo de nuevas caras como la de Emilia Clark, que daría vida a la mismísima Daenerys Targaryen y que es toda una sex simbol del momento. Ni que decir tiene Kit Harington, actor que encarna el papel de Jon Nieve. Son los actores estrella de esta serie televisiva. Sin olvidarnos, cómo no, de Sophie Turner (Sansa Stark), Richard Madden (Rob Stark) o Peter Dinklage (Tyrion Lannister) entre otros. La serie es todo un fenómeno. Personas que nunca le han prestado la más mínima atención a la literatura fantástica (y quizás a los libros en general) se vuelcan con esta serie. Juego de Tronos ha calado hasta los huesos a un público de lo más heterogéneo, teniendo una acogida casi sin precedentes. En su palmarés cuenta con un Globo de Oro y 26 premios Emmy, dos de los cuales fueron para el actor Peter Dinklage como mejor actor de reparto al enfundarse en la piel del avinagrado Tyrion Lannister.
Dedicarle más líneas a la serie de televisión sería alargar mucho e ineficazmente esta reseña. Así que a partir de ahora me centro de lleno en este quinto libro, Danza de Dragones, un libro mucho más satisfactorio para el lector que Festín de Cuervos y más eficaz de cara a esta vil historia de traiciones, sangre y sexo. Si en algún momento tengo la tentación de spoilear, avisaré llamativamente, pero no suelo tirar de spoilers a la hora de reseñar un libro.
El principio del fin de una batalla épica sin igual
Antes de empezar, subrayo un detalle importante. Los acontecimientos que surgen en el cuarto libro de la saga, Festín de Cuervos, son contemporáneos a los de Danza de Dragones. Lo que brota de cada uno de los dos libros sucede en un mismo tiempo. Y si líneas atrás dijera eso de que este, por ahora, quinto libro, satisface más al fiel seguidor de esta saga, es porque en Festín de Cuervos, George Martin decretó centrarse en personajes secundarios, dejando lo más gordo para esta, su danza de dragones. Así, es en este quinto libro donde volvemos a encontrarnos en el camino con personajes tan importantes como la hermosa Daenerys, el incuestionable Tyrion y el atrevido Jon Nieve. Estos tres personajes llevaran el peso de este volumen, vertebrarán el que es por ahora el punto más álgido de la saga. Tras la publicación de Festín de Cuervos, los adeptos a esta maquiavélica odisea tuvimos que esperar seis años para disfrutar de esta quinta entrega. Por lo que fueron seis años de cierta inquietud por el desasosiego suscitado del cuarto libro que dejó, os lo aseguro, a muchos insatisfechos.
Con Danza de Dragones es un verdadero placer volver a disfrutar de personajes como Daenerys o Arya Stark. El autor nos muestra su situación y refleja la evolución de estos personajes, y de manera más destacable con los hijos de Invernalia, Arya y su hermano bastardo Jon Nieve. El problema para mí, es que en esta entrega George da demasiado protagonismo a personajes que lo único que hacen es distraer tontamente al lector, haciendo que este pueda descentrarse fácilmente y perder el hilo de la historia. No ocurre lo mismo con otros personajes, a los que Martin les hace dar un paso al frente, como el entrañable ser Barristan Selmy, Theon Greyjoy, Davos Seaworth o Quentyn Martell. Estos personajes secundarios cobran mayor entidad para conducir directa e indirectamente a los principales actores de esta saga, y sobre todo, son los que mejor ubican a lector en las distintas tramas que acontecen.
Pero otro problema que le veo es que Martin ha abusado mucho de querer presentar al lector demasiados enredos del pasado, esto sí que nos ha disipado muchas veces perdiendo un tanto el hilo principal, pues en su afán de crear una novela rica y cargada de personajes repartidos en distintas generaciones familiares, provoca una red engorrosa de personajes que no sabes ni dónde salen ni qué pintan ahí. Y es que George Martin peca en demasía con este quinto libro de dedicarle tiempo a eventos que poca trascendencia tienen en los sucesos que verdaderamente importan en esta historia. Si Tolkien se tomaba su tiempo para detallarte las ramas de un árbol o el arroyo de un río, Martin se queda a gusto dedicándole páginas a asuntos verdaderamente nimios. Todo esto, claro, es mi opinión. Seguro habrá seguidores que opinen lo contrario y hayan disfrutado con la lectura de cada palabra. Lo que no les hace por supuesto más adeptos a esta obra. Pero este tinglado tiene su aquél. Y es que dicen las malas pero inteligentes lenguas que todo esto es cosa de HBO, saben que Juego de Tronos es la gallina de los huevos de oro, y es que cuanto más duren los libros, más audiencia, cuanta más audiencia, más dinero. Y poderoso caballero es Don Dinero. Por cierto, antes mencioné tontamente al señor Tolkien y, para mí, la continua comparación de Martin con el profesor británico es, para este que os escribe, toda una memez. Nadie ha conseguido crear una obra de la magnitud de El Señor de Los Anillos y todo lo que esta epopeya de la Tierra Media engloba. Pero sigamos con Danza de Dragones.
George Martin, en cuanto a su prosa y manera de presentar la historia sigue en su línea. El lector no notará en esto nada nuevo. Pero hay algo a destacar aquí que llamó mi atención. Martin se ha vuelto más explícito, más si cabe. Indiscutiblemente Canción de Hielo y Fuego es de esas obras de fantasía épica directo a un público adulto, nada que ver con la fantasía de R.A. Salvatore o Christopher Paolini. Por lo que si George Martin ha elevado las escenas de sangre y sexo, dudo que sea por dotar de más seriedad o madurez a esta obra. Sus intenciones serán otras. Pero tampoco voy a quejarme de lo perverso que pueda resultar alguna que otra escena porque a estas alturas nadie debe asustarse de nada y por otra parte, él hace lo que le da la gana con su libro. A quien no le guste que no lo lea. Y es que, este ratón de biblioteca que os escribe, ya ha escuchado a alguna que otra adolescente avinagrada quejarse de tanta explicitud por parte de Martin en este último libro publicado. Bobadas.
Volviendo a la historia, la trama avanza a trompicones y el invierno se acerca, y Jon Nieve y Samwell Tarly son testigos de cómo el Muro, Desembarco del Rey y el Mar Angosto se están convirtiendo en el escenario de la mayor guerra que se haya conocido jamás en los Siete Reinos. Ramsay, el bastardo de los Bolton, es el sádico hijo de puta más grande que pueda haber y Stannis Baratheon no cesa en su empeño de sentar su huesudo culo en el Trono de Hierro tentado por la implacable Melissandre. La Madre de Dragones en Mereen se enfrentará a una guerra civil, cada noche se verá bañada en sangre y sus dragones crecen, crecen y se impacientan. Theon Greyjoy se gana por méritos propios el cariño del lector, haciendo que cada uno de sus capítulos sean un regalo. La transformación de Arya Stark invita a cuestionar si es esa la verdadera edad de la niña, pues no solamente su impecable actitud sino cada una de sus palabras no es habitual en una adolescente. Estamos ante uno de los personajes que junto a su hermano Bran, darán mucho que hablar más adelante. La taimada y astuta Cersi Lannister no toma mucho protagonismo en este volumen, pero su breve paso por Danza de Dragones es digna de heroína. Todos colocan sus fichas en el tablero. Danza de Dragones es pues el principio del fin de una batalla épica sin igual.
No me quedo del todo a gusto si no termino este reseña señalando lo mucho que gusta levantarle los cuartos a los consumidores. Cuando este humilde bloguero empezaba con la apasionada lectura de estos libros, los mismos tenían un precio en el mercado de veinte euros como mucho. Seis años después de Festín de Cuervos y tras el imponente éxito de la serie comandada por HBO, veinte euros es lo que acabó costando la edición de bolsillo de Danza de Dragones, costando el doble, cuarenta euros, su edición normal. Tela marinera.
Canción de Hielo y Fuego, una saga que resulta obligada de leer si de verdad te gusta disfrutar de la lectura. Fin de la reseña. Y mira tú por donde, ¡sin spoilers!
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