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Anhelarium cumple 11 años

Haciendo autocrítica

Es cada mes de julio cuando Anhelarium cumple años, pero este verano no ha habido fin de semana en el que no tuviera invitados en casa, un verano totalmente insólito en mi vida (el cual agradezco enormemente), así que, hasta ahora no he tenido el momento que quería para ponerme a escribir sobre ello. Yo soy muy comodón y para escribir en el blog necesito estar a mis anchas, buscar ese momento de esparcimiento total como ahora, ¡y ya estamos en el primer día de septiembre! Y esto es precisamente uno de los objetivos que, a buenas horas mangas verdes, tras once años con el blog, tengo que intentar corregir. Porque en estos días, echando una ojeada general al blog, me he dado cuenta una vez más que ha habido categorías de entradas que he dejado totalmente descuidadas, como las reseñas de cómics o las entradas personales. Han habido dos etapas en estos últimos años que han hecho que no le dedique tanto tiempo al blog como me hubiera gustado, hasta el punto de tenerlo bastante abandonado: la primera; mi etapa en Madrid, donde la carrera me tenía totalmente absorbido, haciendo que durante mi tiempo libre no me apeteciera en absoluto estar delante de una pantalla escribiendo. Comenzar una nueva vida desde cero, cuando te estás acercando a los treinta años, por muy bien que te vaya, genera un estrés y más cuando tienes que sacarte toda una carrera para labrarte un nuevo porvenir. Esto me desprendió muchísimo de Anhelarium y desatendí el tiempo que me gustaba dedicarle en sus primeros años. Y la segunda; Milencora. Mi podcast de Rock y Metal acaba de llegar a su fin este verano, es una decisión que me ha costado tomar, pero definitivamente llega su fin (como ya comenté en mi Cartapacio 2020) por la escasa respuesta que injustamente tiene. Durante más de dos años he dejado de lado (y bastante) escribir entradas de blog para dedicarle tiempo al podcast. No entiendo por qué a principios de 2019 la audiencia de Milencora bajó tanto tras un 2018 buenísimo. Durante todo el año pasado y este, he intentado reflotar el podcast pero me ha resultado muy frustrante ver cómo casi todos los episodios sufrían para llegar a las apenas cien descargas. Y esto me minaba mucho más cuando comprobaba una y otra vez que hay podcasts de Rock y Metal a los que nada tiene que envidiar Milencora y, sin embargo, éstos tienen el triple de audiencia. El podcast siempre ha tenido su pequeño grupo de seguidores, algunos bastante incondicionales, y durante un tiempo me debí a ellos, por eso no lo dejaba. Pero anímicamente agota ver cómo el esfuerzo y la ilusión que uno pone, no tiene la respuesta que merece.

Para ser aún más sincero, debo añadir un elemento más, y es la desidia. Confieso que esa vena bloguera se me apagó hace tiempo. A los motivos dados anteriormente, hay que añadir que durante un tiempo no me ha llenado o ilusionado escribir en el blog como antes, de ahí que escribiera pocas entradas y tan distanciadas en el tiempo. ¿Por qué? Difícil de explicar, ha sido un cúmulo de todo. No me motivaba escribir, ya no sólo en el blog, sino en general. Llevo años sin escribir un relato y mucho sin escribir un mísero poema. He priorizado otras cosas, he estado centrado en construir mi vida aquí tras regresar de Madrid, he pasado por diversas etapas dentro de una misma etapa y por diversos estados de ánimo que han hecho que mi mente la haya tenido ocupada en otras cosas. El estrés, el exceso de preocupaciones, la falta de un propósito y, no puedo olvidarme, que esto de los blogs ya no es lo mismo, como comentaré a continuación.

Todo este batiburrillo ha hecho que descuidara mi blog y es algo que voy a remediar. Vaya si lo haré.

Frikerio me ha encantado y me ha picado cosa mala

Este mes de agosto recibí varios comentarios en Anhelarium de Antonio Salgado, administrador del blog Frikerio. Tras contestar y agradecer los comentarios que su autor había depositado en mi blog, me pasé por el suyo y me encantó lo que vi, pocas veces un blog me engancha tanto y al primer vistazo. Amor a primera vista, vaya. ¿Por qué? Porque al entrar vi el tipo de blog que tanto me gusta, ese blog tan variado que trata sobre muchas cosas y sobre nada en concreto, como así digo cuando me pregunta la gente sobre qué escribo en mi blog. Sigo muchos blogs, de poesía, de fotografía, de fútbol, de variedades, pero pocos son como Frikerio, porque pocos blogs quedan ya como este. Este espacio recoge la esencia de esos blogs que a mediadios de la década pasada comenzaban a crecer como la espuma. Era la época dorada de los blogs, no había redes sociales, y para informarte sobre todo lo relacionado con la cultura pop, la literatura y el séptimo arte, debías seguir religiosamente un buen número de webs y blogs. Como muchos de mis lectores sabrán, comencé en esto de la blogosfera en el verano de 2009 tras pasar varios años leyendo y comentando en varios blogs. Me picó muchísimo el gusanillo, quedé enamorado a más no poder de la intención de crear un espacio y, como hacían los blogers a los que seguía fielmente, escribir y compartir con los demás todo aquello que me apeteciera. Y eso es lo que hice hace ya once años. Frikerio no sólo me ha emborrachado de nostalgia sino de ganas de continuar esa senda por la que comenzó a caminar Anhelarium.com hace más de una década. Frikerio, como Viruete, es ese tipo de blog que ha sobrevivido y sigue sobreviviendo a las redes sociales. Porque como ya escribí hace años en la entrada No son buenos días para los blogueros, la gente desde hace años, se ha acostumbrado a leer (poco) y comentar todo en las redes sociales. Publicitias algún artículo de tu blog en las redes sociales para que llegue a un mayor número de espectadores y la gente a veces ni tan siquiera pincha para leer el artículo o entrada de blog al completo, sino que mira el titular del mismo y comenta directa y únicamente en Facebook, Twitter o donde sea que hayas publicitado dicho escrito. Lejos han quedado ya esos días donde existía esa constante participación en los blogs, porque los mismos, no sólo se alimentan del contenido que aguardan, sino de las visitas y comentarios que reciben. Anhelarium mismamente, ha advertido una bajada en sus estadísticas, tanto en visitas como en participación, aunque parte de culpa, y por los motivos que antes destaqué, la tengo yo por descuidar el blog durante años, eso es algo que tengo muy claro, por supuesto. Ya hacía tiempo que sentía la necesidad de escribir más en el blog, llevaba años notando cómo abandonaba este espacio, un espacio importantísimo para mí y al que le tengo un cariño enorme por lo que supone en mi vida. Poco a poco ha ido aflorando en mi esa ilusión por escribir más, tanto entradas de blog para Anhelarium como otras cosas que tengo en mente, como es la publicación del que será mi segundo libro. Pero conocer  Frikerio, ha sido de lo más estimulante, me ha servido como un empujón más y ha reforzado la idea de darle más vida a esta página, en definitiva, ha hecho que se despierte en mí esa vena bloguera que andaba moribunda. Así que le estoy enormemente agradecido.

Sin más que añadir, solo me queda dar las gracias a todas las personas que han leído Anhelarium.com alguna vez. A todos mis lectores y oyentes, muchísimas gracias, porque valoro profundamente vuestra atención y el tiempo que me habéis dedicado.

Anhelarium cumple 11 años, y los que le quedan. Aquí sigo, jóvenes, un abrazo gigante a todos.


«Anhelarium» es cosa mía, al menos que eso quede claro

En la página de presentación que hay en esta misma web y que lleva por título Sobre Anhelarium, escribí hace años lo siguiente:

Anhelarium es una palabra que me inventé en aquél verano de 2009 para dar nombre a este espacio que ven. Quería crear un nombre único, algo que no existiera, que se asociara a mí al 100%. Una de mis palabras preferidas, por lo que significa y por lo bonita que es morfológica y fonéticamente, es la palabra anhelar. Me gusta esa sesanción de anhelo, sobre todo cuando es bueno aquello que se anhela. Cogí tan bella palabra y la «latinicé», en latín muchas de las palabras que acaban en um hacen referencia a lugares. Anhelarium, el lugar en el que anhelas. Me parecía hermoso a la par que melódico. Puse en Google la palabra que me acababa de inventar y efectivamente, Google no me devolvió resultado alguno. No había página en el mundo y en todo el basto internet que contuviera la palabra Anhelarium. No vacilé más, así se llamaría mi página web y pronto compré su respectivo dominio punto com. El lugar ya estaba creado, ahora sólo faltaba dotarlo de contenido.

Hace unos meses, al poner en el buscador de YouTube la palabra Anhelarium para dar con mi canal me topé con la existencia de una pequeña empresa mexicana dedicada al mundo de las joyas que ha utilizado la palabra anhelarium para dar nombre a su nueva línea de joyas. También comprobé que por Instagram, como cabría esperar, también se encuentran publicitándose. Iré al grano. Hubiese sido y sería extremadamente costoso para mí registrar la palabra Anhelarium en todos los registros de patentes y marcas de cada país de este planeta. Eso es algo impensable para mí. Y en eso se apoya esta ingeniosa empresa. Me puse en contacto con ellos y eso mismo me dijeron, que en el registro de patentes y marcas de México dicha palabra estaba libre, que no tenían constancia de mi página web, que la palabra había surgido de su equipo de creativos (seguro) y por ello decidieron registrarla allá. En otras palabras, que me jodiese. Y así es. Me muevo en el mundo del Derecho y desde el primer momento supe que nada puedo reclamarles y/o exigirles. El farragoso sistema de leyes sobre patentes y marcas no las tiene conmigo y más en este caso pues la empresa es extranjera y nada tengo registrado en México. Pero con educación, a gusto me quedé diciéndoles lo feo que es lucrarse con algo que ha salido del ingenio de otra persona, que se hayan apropiado de una idea mía, pues me niego a creer que la palabra les ha venido por su propia inspiración y todo sea fruto de una casualidad. Por si fuera poca constancia que esta página fue creada hace una década (y por ende la palabra anhelarium) con esta entrada pretendo dejar aún más constancia de ello. Esta palabra surgió de mi imaginación, sin más. Antes no existía ni había constancia de ella por ningún otro lado. Así ha sido hasta entonces. Esto es internet, lo tengo bien claro, es algo que traspasa lo global y es habitual que pasen estas cosas. El ingenio, el talento, la creatividad, está todo aquí, en este inmenso océano que es internet. Sólo tienen que asomarse y elegir. Es la mayor ventana por la que podemos mirar, sobre todo los torpes, las personas cerriles que, sin ideas, se apropian de las ideas de los demás.


¿Escuchas Milencora? Si no es así, deja que te enseñe algo

Es mi programa musical en Ivoox dentro del podcast de Anhelarium. No es más que una selección musical que realizo con mucha ilusión para compartir con todos vosotros las canciones más bonitas, los artistas más espléndidos. Mi melomanía me ha hecho querer ir más allá y no sólo escribiros sobre música, sino contárosla con mi voz, hablaros de ella de tú a tú, sentir que comparto algo con todos vosotros y vosotras de una manera más cercana. Comencé haciéndolo con mis poemas, pero sentía aún más la necesidad de hacerlo con la música, mi gran pasión.

Os dejo aquí con los dos primeros programas que hasta la fecha he realizado. Espero que os gusten. Habrá más, muchos más. No me importa cuánta gente los escuche, en Ivoox no hago -al menos por ahora- las estadísticas que desde hace muchos años llevo haciendo en este blog de Anhelarium. Pero es saber que alguien, aunque sólo sea una persona la que disfruta de las canciones que comparto y de cómo os hablo de ellas, siente el más mínimo placer en hacerlo, me hace feliz, muy feliz. Pero una cosa más, este programa, como todo lo que llevo años compartiendo de la manera más creativa que puedo, también lo hago por mí. Me gusta lo que hago, lo amo.

Milencora. Episodio 2. Leonard Cohen y su extraordinaria elegancia

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Milencora. Episodio 1. Un poco de Ambient y Post Rock para este primer programa

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