Te has ido, pero ahora te siento más dentro de mí que nunca, papá. Siempre tan coqueto, con ese porte tan distinguido y elegante, así es como te recordaré. Como recuerdo este día como si fuera ayer, y ya han pasado seis años. Días previos a Semana Santa entramos en tu querida Prioral, donde se exhibían los pasos que tanto te gustaban. Entre este dolor insoportable de saber que nuestras rutinas diarias terminaron, me queda la satisfacción de haberte sabido agradecer siempre todo lo que has hecho por mí y que no he necesitado estas noches de cuidados en el hospital para que te sientas atendido y querido. Siempre has estado rodeado de tus hijos. Hiciste de nosotros todo tu mundo y de ahí este desconsuelo que me amarga, que me hace llorar de rabia a cada rato. Y lo peor es que sé que, con el tiempo, el dolor por no tenerte como hasta ahora se hará mayor. Es ley de vida, dicen, pero uno nunca está preparado para perder a un padre, y menos uno como tú, que has hecho de padre y madre al mismo tiempo. Son muchas las cosas que extrañaré de ti, como tu atenta mirada o la manera en que me echabas los brazos para que me acercara y te diera un beso, pero ahora, a cambio, estarás presente en todo lo que haga. Te quiero papá. Seguimos caminando juntos. Descansa en paz.
MANUEL ROJAS RAPOSO
2 de noviembre de 1935 – 3 de julio de 2021
Lo último que se ha dicho