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Bruce Springsteen – Darkness on the Edge of Town [1978] Quien tiene magia, no necesita truco alguno

Estoy muy emocionado de volver a escribir sobre el Boss en Anhelarium. Hace tres años tuve la genial idea de comenzar a reseñar todos y cada uno de los discos de Bruce Springsteen. Ahora le toca el turno al que para mí es uno de los mejores discos de la historia de la música. Y aunque la frase haya quedado algo exagerada, os prometo que no exagero, pues a la tremenda calidad del disco, su autenticidad y la fuerza de sus canciones, sumémosle lo influyente que ha sido durante tantísimo tiempo para la música. Después de una gira larga y de lo más exitosa presentando su Born To Run, tres años después, el que junto a Clint Eastwood, es para mí el mayor artista que ha parido los Estados Unidos de Norteamérica, publicaba su cuarto álbum de estudio, Darkness on the Edge of Town.

Oscuridad a las afueras de la ciudad. Con este título nos topamos con un Springsteen que sin dejar de ser optimista en sus canciones, es incuestionable que notemos en él un toque más oscuro que más adelante se haría más notable en Nebraska, el disco que a la primera escucha más devoción suscitó en mí de todos los discos publicados por el Boss. El 2 de junio de 1978 se publicaba este Darkness on the Edge of Town y con él la humanidad podía contentarse escuchando temas que como no podía ser de otra manera, acabarían por convertirse casi instantáneamente en clásicos del Rock. Y a las pruebas me remito, Badlands es el tema que abre este disco y aunque no seas un ferviente seguidor de Springsteen, o aunque apenas hayas escuchado su música, reconocerás al instante esta canción. Es todo un estandarte del Rock y una de las canciones más importantes y aclamadas de Bruce para sus fans.

Estate atento con este disco pues sus temas tienen la particularidad de que se contraponen. ¿Con esto Bruce quiso plasmar el puto devenir en esta vida? Es muy probable. Veamos, en cada canción se nos plantea un escenario para más adelante mostrarnos todo lo contrario. De la hímnica y positiva Badlands, pasamos a Adam Raised a Cain, dando paso a una oda a la rebeldía, con unas guitarras más rápidas y furiosas. En este tema, donde Adán crió a Caín, se refleja los problemas de una familia roída por el infortunio y donde la rebeldía surge sin causa aparente. Este segundo tema, otro clásico del Rock, deja el camino despejado para un tema que baja el pistón pero no por ello la magnitud y sensualidad que trasmite. Desde luego el disco no podría tener un inicio más espectacular, pues el siguiente tema es Something in the Night. Con esos toques de piano la melancolía ya hace presencia y el lamento desgarrado de Bruce comienza a tocar tu alma. Esta canción es un lamento a la soledad, esa que deja alguien que se va, dejando en ti algo roto de por vida, haciendo que convivas con ese vació doloroso. Todos los discos de Bruce Springsteen parecen hechos para disfrutar en carretera, pero este lo es más.

Voy conduciendo hacia Kingsley, imaginándome que tomaré una copa,

le doy bastante volumen a la radio, para no tener que pensar.

Piso hasta el fondo, buscando el momento en el que el mundo parece perfecto.

Y me estrello contra las agallas de algo en la noche. 

Bruces Springsteen es todo un poeta callejero, sus canciones nos hablan de historias de bar, de largos viajes en carretera y en esta ocasión Bruce, con Candy’s Room, nos relata el amor por una prostituta. Pasamos al ecuador de esa gran álbum de Bruce Springsteen para deleitarnos con Racing in the Streets.  El tema más sensible de este disco y uno de los más emotivos de su trayectoria. La letra de esta canción habla sobre los sueños, esos de la juventud, esos sueños que luego acaban hechos añicos. A veces sin darnos cuenta, sólo reclamamos esa felicidad que se nos prometió. Uno de los mejores temas del Boss y uno de mis preferidos. The Promised Land, con este tema volvemos a la carretera, pero esta vez en el desierto de Utah y vas de regreso a la ciudad. Has trabajado todo el día en el garaje de tu padre y ahora tu jornada a terminado, eres libre para hacer realidad tus sueños. Esta canción es puro sentimiento, y de eso el Boss anda desbordado. ¿Os acordáis de esa contraposición en los temas que os contaba antes? En el tema anterior se homenajeaba esa sensación de libertad cuento terminar de trabajar o sales un viernes de clase. En Factory vuelves al trabajo nuevamente, vuelves a tu rutina. Te levantas de la cama, te vistes, y oyes la sirena de la fábrica. Es simplemente la vida de un trabajador. Bruce es experto en hacer poemas a la cotidianidad. Con Streets Of Fire encontramos de nuevo otra loa a la soledad,  como en Something in the Night, pero en esta ocasión, esa soledad es la que nosotros mismos nos hemos visto envueltos en más de una ocasión. Esas veces que nos perdemos y tocamos fondo. Un medio tiempo donde la guitarra suena como si la tocara el mismísimo Dios. Otro tema desbordo de sentimiento y fuerza.

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Si en Candy’s Room se homenajeaba ese fuerza del amor más sexual e impulsivo haciendo apología del eros, en Prove It All Night Bruce nos habla de las reglas del amor, un amor más inocente, romántico, un amor que empieza y acaba en el corazón.Para cerrar el álbum, llegamos al tema que da nombre a este gran disco, Darkness on the Edge of Town. Si en Badlands la canción era optimista y miraba con ilusión al futuro, es esta última canción del disco Bruce nos hace echar la vista atrás y enfrentarnos al pasado, ese que a veces llama a la puerta y al que por narices tienes que abrir.

Quien tiene magia no necesita truco alguno, amigos míos. Bruce Springsteen hace una música que cala en lo más profundo de ti. Pocos, muy pocos artistas, dan vida a canciones tan cargadas de sentimiento. Cada canción parece estar hecha para cada momento de la vida. Por algo lo llaman el Boss, ¿no?


Dark Bird Is Home – The Tallest Man on Earth. Regresa el icono de la música Folk y con él, la música más maravillosa.

tallest-750x400Conocí a este cantautor sueco este pasado invierno y como ya os comentaba en el primer artículo que publicara sobre él, su talento me dejó totalmente hechizado, y su música, totalmente imprescindible para este humilde melómano que os escribe. Ha sido para mí una enorme y gratificante sorpresa comprobar que Kristian Matsson nos deleitaría esta primavera con un nuevo disco de estudio. Así, no había mejor manera para mí de comenzar este fin de semana que escuchando su nueva obra, Dark Bird Is Home, su cuarto álbum.

Deseaba que llegara el día en que pudiera escuchar este disco. Y ese día es hoy. Voy por la segunda escucha de este disco y no puedo sentirme más pleno y complacido. Dese hace meses la melancólica voz de Matsson me acompaña muy a menudo, y ahora, cuando se me prácticamente su discografía de memoria, nos regala un nuevo trabajo, y en qué hora, amigos, pues en estos días de estudio y exámenes finales acechando a la vuelta de la esquina, la música, sobre todo este tipo de música, suena para mis oídos como un bálsamo bendito.

A sus 29 años, este joven cantante de Dalarna nos presenta un disco notablemente distinto a sus anteriores. Kristian transforma su música, sumerge su proyecto musical en nuevas fases, haciendo que cada una de las canciones de este nuevo trabajo suenen desiguales entre sí, su música se mueve por diversas variables y además, todas y cada una de ellas han sido grabadas en estudios de distintos países. Cada una posee una marca renovadora, autentica.

Estamos ante el disco más intenso y profundo de su carrera, completo de canciones mucho más mustias y melancólicas que sus antecesoras. Un disco un tanto oscuro en donde Matsson nos muestra su cara más personal, su dolor, sus miedos e inquietudes. Pero en el que también hay espacio para el humor y la chispa de ocurrencia. Como el pintor que intenta plasmar su zozobra ante el impasible lienzo, Kristian Matsson se aferra a su guitarra y con su voz exhibe su sentir, su conmoción, cual vate que a la vida canta y encara, con Dark Bird Is Home nos evidencia a través de metáforas lo cercana que es la muerte, lo duro que es un adiós o lo penosa que puede ser la soledad al mismo tiempo que una fiel compañera.

da91e562El disco abre con Fields of Our Home, un tema puente entre sus anteriores composiciones y esta nueva línea musical que nos descubre. A mitad del tema ya somos testigos del cambio, de este nuevo proyecto del cantautor sueco. Escuchamos que a su voz le acompañan elementos nuevos, como estos coros que acompasan el final de esta estupenda canción y cierto sonoridad electrónica. Le sigue Darkness of the Dream, uno de los temas que más me han gustado. El tema más animado y enérgico, en el que le vuelven a acompañar unos coros sensacionales que consiguen abordar un estribillo diáfano y del que jamás podía uno hartarse de escuchar. Con Singers y Slow Dance se plasma aún más ese cambio en que se ve envuelta la música de Kristian Matsson. Con Little Nowhere Towns el piano cobra protagonismo creando un ambiente íntimo y elegante, y con Sagres y Timothy exploramos su faceta más indie pop, temas de un sonido suave, melódicos y más comerciales. Con Beginners volvemos a escucharle a solas con su guitarra pero de nuevo acompañado por coros femeninos. Seventeen parte buenamente de esos sonidos del pop más underground, dejando uno de los mejores temas del álbum.

Pero este trabajo cierra con el que considero, es el tema más impactante de su carrera y que ha utilizado como single de presentación de este cuarto disco y que a su vez da título al mismo: Dark Bird Is Home. Si Matsson pretendía con este tema asombrar a sus seguidores, sin duda lo ha conseguido. La canción comienza con un habitual, él y su guitarra, él y su fina voz. Su comienzo bien puede llegar a recordar a canciones de su segundo trabajo, The Wild Hunt, pero todo queda ahí, en su comienzo. Pues a mitad de tema, sin esperarlo y ni tan siquiera intuirlo, comienza una batería que dará lugar a un breve pasaje instrumental totalmente inspirador y de lo más acertado. Una canción sencillamente espectacular, como todo lo que hace Kristian Matsson.


Kristian Matsson – El mejor sonido estadounidense venido desde Suecia

The+Tallest+Man+on+Earth+pngPrimera entrada de este recién comenzado 2015 y como no podía ser de otra forma, de buena música va la cosa. Desde el primer momento en que escuché a este cantautor supe que su música había venido a mis oídos para quedarse. Ni os imagináis lo mucho que me sorprendió saber que la voz que había tras The Tallest Man On Earth no provenía de ninguna zona rural de la América profunda. El folk anglosajón se ve nuevamente encumbrado en esta ocasión por un Kristian Matsson, originario de Dalarna, Suecia, que desde su álbum debut, Shallow Grave, publicado en 2008, lleva maravillando a todos los apasionados del sonido más sureño.

Con su último trabajo, There’s No Leaving Now, se consolida como un nuevo icono de la música folk más moderna y por supuesto, para mí, en un artista del que no me olvidaré jamás. A su voz rasgada le acompaña su guitarra o banjo, y con esos elementos da forma de la manera más sencilla a unos sonidos melancólicos, emotivos, que dan paso a letras vibrantes y entusiastas. Con su primer disco Shallow Grave, Matsson nos regala los oídos con canciones como I Won’t Be Found y con ella nos imaginamos a un granjero nostálgico, descorazonado, pero que nunca pierde la esperanza. Con The Gardener igualmente, Kristian Matsson, como si del mejor trovador se tratara, nos cuenta de forma simpática otra entrañable historia con esos aires folclóricos tan característicos.

El 13 de abril de 2010 sale su segundo trabajo, The Wild Hunt y la crítica cayó rendida a sus pies, pues en él encontramos canciones como Burden Of Tomorrow, Troubles Will Be Gone, o King Of Spain, que nos dejan encandilados con la primera escucha. Mención especial para Kids On The Run, donde nuestro cantautor se sirve de la elegancia y delicadeza del piano para concedernos la que es mi canción favorita de este, el hombre más alto de la tierra.

El 6 de septiembre del mismo año, salía a la luz un EP titulado Sometimes the Blues is Just a Passing Bird, y en él notamos cómo Matsson se siente mucho más seguro e ilusionado y nos obsequia con canciones más intensas y emocionantes, como Little River o la que me enamoró desde los primeros acordes, The Dreamer. Su armonía recorre tu cuerpo como la brisa, te prende, y te cautiva como no todos los artistas pueden hacer con sus canciones. Es arte en estado puro, amigos míos. De este plástico destaco todos sus temas. Pues Like the Wheel o Tangle In This Trampled Wheat son sencillamente abrumaduras.

Ya en 2012, Matsson dio vida a su tercer álbum, There’s No Leaving Now. Con él recorrería los escenarios de medio mundo, haciendo las delicias del Primavera Sound de Barcelona por segunda vez consecutiva y compartiendo escenario con artistas de la talla de Justin Vernon (Bon Iver). No es de extrañar que al pasar por nuestro país, las entradas se agotaran de inmediato. Yo estoy deseando que se deje nuevamente ver por estas tierras porque no dudaré un instante en ir a verle. En este último disco, canciones como 1904, Leading Me Now, y sobre todo, la que da nombre al disco, hacen que este trabajo sea un must have en las estanterías de todo melómano.

Concierto completo en la sala Razzmatazz (Barcelona)