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Interstellar, de Christopher Nolan [2014]

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Interstellar

El británico Christopher Nolan vuelve a deleitarnos con una película insuperable. Tras cerrar en 2012 la trilogía de El Caballero Oscuro, estas pasadas navidades podíamos disfrutar en nuestras salas de cine de una nueva obra maestra del celuloide. Pocas veces uno puede disfrutar de una película así en una sala de cine. Interstellar es una epopeya fantástica, frenética, emotiva y profunda. Antes de ir a verla ya sabía que la crítica era estupenda, era de esperar viniendo de Nolan. Además, el protagonista es Matthew McConaughey, no el Matthew de Cómo perder a un chico en 10 días o Novia por contrato, no, sino el Matthew McConaughey que aparece en El lobo de Wall Street, el de True Detective o Dallas Buyers Club, es decir, en la actualidad, uno de los mejores actores de Hollywood. Para aquellos que somos fieles seguidores de las películas de Nolan, para los que nos quedamos embelesados cada vez que vemos Origen y decimos que es de las más bellas y complejas películas del cine moderno, y para los que amamos el cine fantástico, no podemos recibir mayor regalo que esta última película de Christopher Nolan.

Interstellar es la mejor película de ciencia ficción de los últimos veinte años. Es una película que arriesga y fascina sin dejar indiferente a nadie como ya lo hiciera aquella odisea de Stanley Kubrick. Las actuaciones son extraordinarias y todas ellas dan vida a escenas que los amantes del cine jamás podremos olvidar, como la escena en la habitación de Murphy. Jamás la ciencia ficción ha dado tal lección de amor. La fotografía es brillante y la banda sonora, de nuevo de la mano del gran Zimmer, no hacen más que cubrir y adornar con mimo una autentica obra maestra del género.

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Una película de ciencia

El argumento, la historia en la que nos sumerge Christopher Nolan, es pura ciencia, amigos míos. Es algo más que ciencia ficción en mi humilde y modesta opinión. Es una ciencia que podrá no ser creíble -¿Acaso la ciencia demostrada en nuestros días es creída por todos?-, pero los argumentos científicos que plasma esta gran película son congruentes y fieles a los límites que se propone. Estoy seguro que Kip Stephen Thorne, físico teórico, conocido por sus numerosas contribuciones en el campo de la física gravitacional y la astrofísica y por haber formado a toda una generación de científicos, aplaudió al terminar de ver la obra de Nolan. Y es que el director de esta película explica parte de sus teorías, las mismas que no pueden ser probadas con los medios que tenemos, pero que de memo sería obviarlas. Interstellar es ciencia en estado puro, la ciencia que avanza más rápido de lo que imaginamos. No me extrañaría que dentro de cien o doscientos años, se hablara de Nolan como el Julio Verne del siglo XXI, pues quizás esta película se haya adelantado con su metraje a la civilización que lleguemos a ser algún día. Interstellar posee un guion perfeccionista, el más técnico y realista sobre física que podrás ver en una película de ciencia ficción.

Ver esta película ha sido para mí algo más que emocionante. Tras salir del cine me dirigía hacia casa dando un agradable paseo y mientras, mi mente se encontraba con multitud de preguntas sobre todo lo que había visto durante las más de dos horas que dura esta película. Me hacía a mí mismo preguntas sobre la posibilidad de vivir en otro planeta, sobre la inmensidad de los agujeros negros, o lo que tiene que suponer para una persona cubrir una misión de tal complejidad. Es una película que invita a reflexionar.

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Majestuosa epopeya de amor

Se nos muestra una bella aventura cósmica, un estimulante viaje en el que nos conduce la gran imaginación de Christopher Nolan. Esas preguntas, aquellas que han perseguido al Hombre desde los primeros días, algunas son tratadas sin miedo alguno en esta película. De manera hipnótica y casi onírica, nos vemos envueltos en la mayor gesta de esta nuestra civilización. La humanidad está al borde de la extinción y la única solución es la búsqueda, más allá de los límites del sistema solar, buscar un nuevo planeta en el que poder empezar una nueva vida, abrir un nuevo periodo en nuestra historia. Una película visionaria, valiente y que deja hueco a eso que a todos nos conecta, eso intangible e indestructible, algo tan pura y esencialmente nuestro como es el amor. La fuerza del amor está presente en cada segundo de la película, un amor tan grande como la propia proeza que se nos muestra en esta cinta. Un amor capaz de prevalecer más allá de este mundo, más allá de nuestra propia existencia.

Hay películas que te transmiten esperanza, como En busca de la felicidad (2006), o que te arrancan el corazón como El diario de Noa (2004). Todas pueden provocarte un mar de emociones. Esta película puede provocar en ti que, tras verla, te sientas una persona nueva, despierta, o de lo contrario, sigas siendo una persona incrédula, y te haga sentir decepcionado o vacío. Interstellar calará hondo en ti y de ti sacara lo que realmente seas.


El Hombre de Acero, de Zack Snyder y Christopher Nolan [2013]

Creo que ya he reposado la película lo suficiente como para poder hablar de ella con una mayor soltura, por decirlo de alguna manera. No quería escribir esta crítica aún con la emoción en el cuerpo tras haberla visionado. Sé que nunca seré del todo objetivo con Superman, siempre me dejaré llevar por los sentimientos que siento hacia este personaje de ficción y su historia, así que da lo mismo que tarde tres días o un año en escribir sobre este película, pero aun así, quería reposar las ideas, quería verla una segunda y una tercera vez, con más tranquilidad, para así dejar un poco de lado el factor sorpresa y poder valorar en su justa medida la que ha sido la película más esperada del año.

Desde antes que comenzara la película sabía que la tendría que ver dos o tres veces más antes de escribir algo sobre ella, incluso para poder dar una breve opinión consistente. Pero todo hay que decirlo, desde el primer minuto hasta el último, estuve expectante, emocionado. Horas antes de entrar a ver la película en la sesión de las diez y media, en los cines del Diversia, en La Moraleja (Madrid) el pasado viernes 21 de junio, día de su estreno en España, ya estaba demasiado inquieto, ilusionado. Ahí me di cuenta de que sigo siendo un niño a pesar de mis 27 años. Estaba como un niño a punto de abrir sus regalos de Navidad. Después, tras verla, seguía con esa cara de felicidad, seguía siendo ese niño que ahora estrenaba juguetes nuevos. Fue una noche especial, y no sólo por la nueva y espectacular película de Superman que habíamos visto, sino porque además la compañía era insuperable. No hay nada mejor que compartir los pequeños y buenos momentos, los más especiales, con la gente a la que más quieres. Ahí estábamos, todos juntos, con nuestras camisetas azules con el logotipo de Superman que semanas antes había comprado ilusionado para la ocasión. Aquella noche, tan esperada por mí durante tanto tiempo, fue lo que deseaba y esperaba, una noche muy especial e imborrable en mi recuerdo.

¿Cómo entrar a valorar esta película? ¿Es posible hacerlo sin tener en cuenta lo que lleva detrás? ¿Me llamarán carcamán por seguir teniendo presente al Superman que allá en 1978 enamoró a todo el mundo? ¿Es justo compararla con las películas clásicas o es inútil hacerlo? En mi opinión, el carácter icónico de este personaje, la tremenda repercusión que ha tenido y tiene desde siempre, hace que sea muy difícil entrar a valorar esta película de forma aislada. Si así fuera, si esta película fuera la primera toma de contacto con el personaje, si esta película fuera la carta de presentación de un hombre que viste un traje ceñido y vuela a súper velocidad con su elegante capa roja, diríamos que es una de las mejores películas de los últimos años, toda una revelación. Pero la sombra que esta película lleva atada a sus pies es larga, muy larga, y las comparaciones son inevitables, a veces odiosas, pero siempre inevitables, y eso hace que esta nueva película, El Hombre de Acero, pierda algunos puntos.

No voy a entrar a detallar escenas concretas de la película, no voy, o al menos eso intentaré, desvelar partes de la historia y su desarrollo. El mejor crítico eres tú y sólo tú sabrás valorar la película como mejor creas. Tienes que ver esta película y sacar tus propias conclusiones, algo que haré aquí, nada más que plasmar de forma general lo que a mí me ha parecido y la opinión que me merece.

El Hombre de Acero de Zack Snyder y Christopher Nolan es una gran película de ciencia ficción, una película espectacular, llamativa, espléndida, y lo más importante, una película digna de abanderar el mito que es Superman y todo lo que a este icónico y popular personaje le rodea. Ambos directores se han esmerado en ofrecer lo mejor de sí mismos. Parece que ambos se han divido la película en dos mitades y cada uno ha llevado la parte que le correspondía a su terreno.

Cuando se hizo público que Zack Snyder y Christopher Nolan serían los encargados de dar vida a este nuevo Superman, las expectativas se dispararon vertiginosamente, los amantes de este tipo de cine nos emocionamos e impacientados, esperamos con toda la ilusión el ansiado estreno de la película. Nada malo podía salir de ambos directores, y más si trabajaban juntos. El director de la trilogía del El Caballero Oscuro y el director de 300 y Watchmen, unidos para llevar a la gran pantalla al superhéroe más grande de todos los tiempos. Las esperanzas de ver algo grande eran de lo más visibles.

La aportación que ha hecho cada director se nota abiertamente. La primera mitad de esta película está llevada a cabo bajo la batuta del señor Nolan, que ha llevado a su estilo la historia que lleva detrás este superhéroe. Nolan ha cogido el pasado de Kal-El y ha creado una mitología, ha cogido la historia de este personaje y la ha dado forma de una manera insólita y elegante, ha tratado con justicia el pasado del joven Clark Kent como ningún director ha hecho jamás, ni tan siquiera, el venerado Richard Donner. Es aquí, a mi modo de ver, donde la película gana por enteros. En ninguna de las versiones cinematográficas anteriores se le ha dado un trato así a la historia que encierra detrás este personaje, ni tan siquiera en la primera película de Superman de 1978. Y ojo, porque esta película la sigo considerando a día de hoy la mejor película que se pueda ver del hombre de acero. Pero hay que ser justos, y dudo mucho que a un amante de Superman le haya decepcionado cómo han desarrollado en esta nueva versión la historia del nacimiento de Clark, el exquisito trato que se le ha dado a sus padres biológicos, Jor-El –interpretado por el gran Russell Crowe– su madre LaraAyelet Zurer-, y sobre todo, cómo se ha representado el Planeta Krypton y sus habitantes, el mundo al que pertenece Superman y sus gentes. La iconografía, las vestimentas, los escenarios futuristas dignos de otros mundos, la escueta muestra de sus costumbres y sus modos de convivencia. Esta es la parte de la película que más emociona y emocionará a los fieles seguidores de Superman. Esta primera mitad es el principal motivo por el cual le doy una buena nota a esta nueva película.

La película sigue su curso y se nos muestra a Clark Kent, la relación que tiene con sus padres adoptivos y aquí entra otro factor a destacar. La caracterización de los personajes es muy buena. Henry Cavill hace mejor su papel de Clark Kent que de Superman. Cavill nos muestra a un Clark Kent atormentado por lo ocurrido a su padre, inseguro de sí mismo, anhelante, pero que no duda un instante a la hora de ayudar a los que lo necesitan. En mi opinión, borda el papel de Clark pero deja un tanto que desear cuando se enfunda el traje del héroe, aquí le falta carisma, la personalidad encantadora e irresistible que muestra Christopher Reeve. Aunque esto puede tener una expliación: en esta nueva película, no logramos ver a Superman hasta el final del film. Es ahí, al final, cuando Clark realmente asume ese papel, el del héroe del mundo. La razón por la que la película no se llama «Superman» es precisamente porque no es Superman hasta el final. Toda la película es una evolución constante del personaje. Vemos a un joven Kal-El un tanto perdido, susceptible, inseguro. En la primera película de 1978, Superman se presenta al mundo con total seguridad y con absoluta normalidad la gente lo acepta. Eso no sucede en esta cinta. Nada es tan fácil. Quizás, en las siguientes secuelas, Zack Snyder nos presente a un Clark Kent seguro de su papel como Superman, y de nuevo, encontremos una nueva evolución en la personalidad del superhéroe.

Henry Cavill, en unas declaraciones previas al estreno de la película, comentó, y no para el agrado de los fans, que en las pruebas iniciales a la producción de la nueva cinta, tuvo que probarse una traje réplica de los que llevaba Reeve en sus películas y manifestó sentirse ridículo, y que, textualmente, jamás había sentido tanta vergüenza. Para mí Superman es Christopher Reeve y Christopher Reeve siempre será Superman. Reconozco que estas palabras hirieron mi sensibilidad y al momento, llevado por el orgullo, exclamé imaginándome que tenía a Cavill frente a mí: hace falta tener mucha clase y elegancia para vestir ese traje, algo que tú no tendrás jamás. Quizás un enfado ridículo, pero crecí con Christopher  Reeve, admirándole atónito a cada instante, él refleja mi infancia, me trae a la mente recuerdos maravillosos, así que, cuidado con lo que dices de él delante de mí. Quiero creer, por supuesto, que esas palabras de Cavill no eran malintencionadas y que realmente tienen que ser tomadas como algo sin importancia. Además, es cierto que en la última década se han hecho varias películas de superhéroes y en éstas, todos han visto sus trajes modernizados, y esto hace que el traje mítico de Reeve a día de hoy resulte demasiado anticuado y no vaya para nada con lo que se pide en la actualidad.

Para presentar al espectador la evolución de Clark a lo largo de su infancia y adolescencia y los últimos años más cercanos a los acontecimientos, son constantes algunos flashbacks que si bien nos muestran cómo fue el pasado de Clark, éstos se centran en momentos dramáticos, dejando de lado los buenos momentos y dejando, al menos en mí, claro está, una sensación de querer ver más. En definitiva, esos flashbacks se me quedaron cortos, anhelaba ver algo más de su pasado. Ayudan a introducirte en la historia y conocerla un poco mejor, pero me resultaron un tanto insustanciales y pienso que podrían haber quedado mucho mejor. Algo que por supuesto hubiera aumentado el metraje de la película y seguramente debido a eso no lo llevaron a cabo.

El papel de Kevin Costner y Diane Lane son de lo mejor de la película. Aquí sí que de nuevo, reconozco que esta nueva película gana nuevamente. Nunca hemos visto a unos Kent tan amables y emotivos, destacando sobre todo la figura de Martha Kent, un papel muy conseguido, un papel que se involucra y coge más peso en esta ocasión. No diré lo mismo de Loise Lane, papel interpretado por la atractiva Amy Adams, de la cual destaco a su favor la ausencia de ese toque femenino y absurdo que en varias ocasiones se le ha dado al personaje, pero que le falta de nuevo un toque más personal, un carisma que quizás tenga en las siguientes secuelas ya que en esta primera película de la nueva etapa de Superman, carece en mi opinión de mayor identidad. Con Laurence Fishburne y su papel como Perry White quizás hayan pecado de ir demasiado lejos. Siempre se nos ha presentado a un Perry White delgado, canoso, de pelo corto, continuamente enfadado y fumando puros constantemente, y aquí se nos presenta como un hombre enorme, gordo, casi calvo, amable y condescendiente y lo mejor de todo, negro. Su papel me gustó, pero vuelve a faltarle esa personalidad que en anteriores películas y cómics ha tenido el personaje. No me quiero ni imaginar cómo será la caracterización del por todos conocido villano, Lex Luthor. Pero para eso habrá que esperar un poco más.

Ya la sorpresa fue mayúscula al ver al general Zod y a Faora. Ambos papeles son de sobresaliente, quizás más el segundo que el primero. En Zod, interpretado por Michael Shannon, vemos a un villano que en ocasiones inspira verdadero miedo, cruel, despiadado, loco. Ahí se nota de nuevo la mano de Christopher Nolan, quizás tomó como modelo a seguir a Bane, el terrorista de The Dark Night Rises, otro papel espectacular. FaoraAntje Traue-, es una grata sorpresa, me encantó su papel, la frialdad y la brutalidad de una asesina impalcable mezclada con la sensualidad y el atractivo de una preciosa señorita venida de otro planeta.

En la segunda mitad de esta película ya podemos comprobar cómo Zack Snyder toma las riendas y despliega su característico estilo. Grandes efectos visuales e impactantes escenas de acción, destrucción y caos. Y es que es en esta mitad de la película donde los seguidores comienzan a dividirse, donde la opinión ya no es unánime y comienza a fragmentarse en distintos puntos de vista, es aquí donde la película baja puntos y la crítica comienza a ser afilada. No a todo el mundo le ha contentado tanta escena de acción, tanta desolación. Por lo general, esta parte de la película ha satisfecho a los espectadores, ha cumplido su labor, la de sorprender, la de fascinar a la audiencia, pero es aquí donde se nota el descontento de una parte de los espectadores que han visto no con muy buenos ojos el desarrollo de la historia en esta mitad. He escuchado y leído opiniones en base a distintos aspectos, a las escenas de lucha, demasiado rápidas y poco apreciables, a la acción sin emoción y la destrucción desmesurada en las escenas de lucha. Quien haya visto la película comprenderá que para muchos resulte un tanto impactante la tremenda demolición que montan los kryptonianos, tanto en Metrópolis como en un pequeño y apacible pueblo. Entiendo perfectamente estas críticas porque nunca hemos visto a un Superman que causara (directa o indirectamente) tanto daño. Quien haya visto la película seguro se habrá preguntado en algún momento: ¿cuánta gente ha muerto ahí? Porque vemos cómo, en mitad de la acción, los daños colaterales son descomunales. Tremendos impactos en los edificios que posteriormente se derrumban, explosiones en medio de las calles, todo es apocalíptico. Este punto lo defiendo argumentándolo con un ejemplo quizás un tanto burdo: cuando Cleant Eastwood u otros actores del cine western como John Wayne o Charles Bronson peleaban en alguna taberna del viejo oeste, ésta quedaba destrozada, sillas y mesas tiradas por el suelo, botellas reventadas y espejos fracturados. Si esto pasaba entre una pelea de vaqueros, ¿qué pasaría entonces si los dos seres más poderosos del universo se pelearan a matar? Quizás es una respuesta estúpida para justificar de alguna manera tanto caos, pero así lo veo yo.

Con respecto a esto, aquí vemos a un Superman al cual se le da el trato que presuntamente recibiría en la Tierra un extraterrestre, un ser todopoderoso venido de las estrellas. Es en este punto donde la película vuelve a ganar considerablemente. Si se presentara un ser de dichas características, se armaría un gran revuelo en la sociedad, habría mucho recelo y eso es exactamente lo que muestra esta cinta. La desconfianza inicial hacia este superhéroe. Aquí no vemos a un Superman adorado por todos desde el primer momento, tampoco vemos a un Superman que se encarga de rescatar gatitos de los árboles o a detener a ladrones de bancos. Aquí, Superman entra en escena cuando el mundo realmente lo necesita. Superman interviene cuando el ser humano es incapaz de controlar la situación. El hombre de acero se da a conocer cuando el general Zod y su hueste aterrizan en nuestro planeta con la intención de eliminarnos a todos.

Este nuevo Superman está envuelto de una comercialidad fastuosa. Han hecho que Henry Cavill sea un Superman que guste a los más jóvenes, a niños, adolescentes y por supuesto también a los mayores, y sobre todo, han creado un nuevo sex symbol para el deleite de muchas y muchos. Han dado forma a una película gigantesca, que llega a los espectadores desde el primer segundo. No es de extrañar que sea la película más taquillera en estos días, alcanzando la primera posición en las taquillas de medio mundo. Snyder y Nolan han dado con la fórmula perfecta que seguramente sabrán aprovechar con las próximas películas donde el trato al personaje será mejor sin duda.

El cambio más significante ha sido el traje. El nuevo traje que luce el superhéroe da una mayor sensación de alienígena, de otro planeta. Durante 75 años Superman ha lucido con orgullo esos calzoncillos rojos hasta hoy. Es innegable que el traje actual posee mucha más fuerza y excitación, dejando sólo a los nostálgicos como yo la añoranza por las finas mallas que formaban el traje de antaño. Muchos se quejan de que las rápidas escenas de acción no dejan ver el traje con facilidad, algo en lo que difiero. Hay escenas muy buenas en las que se aprecia bien el nuevo traje. Sobre todo, escenas donde la capa, mucho más grande e imperiosa en esta nueva película, ha sido retocada digitalmente precisamente para darle ese toque de distinguida presencia y aspecto elegante.

Pero sin duda unos de los aspectos que más llamó mi atención es ese rasgo mesiánico que le han dado. En varias ocasiones Kal-El extiende sus brazos haciendo la posición de la cruz, su padre habla de él como un dios al que adorarán los humanos, un dios que nos guiará, que nos salvará. Pero sobre todo, una escena en concreto, donde aparece justo detrás de Clark la imágen de Jesucristo cuando éste habla de entregarse a la humanidad sin saber las consecuencias,  A esto le añadimos, claro está, que en la película Clark Kent cuenta con 33 años de edad. Son demasiadas pinceladas que intentan hacer un símil entre la figura de Jesús y Superman que no sabemos con qué intención está hecha. Tampoco me puedo olvidar de la magistral banda sonora que posee esta película, una banda sonora que viene de la mano del Hans Zimmer, autor de grandes bandas sonoras como Gladiator, Piratas del Caribe, The Pacific, etc. Se echa de menos escuchar el tema compuesto por John Williams, un tema por todos conocidos, ya sean o no amantes de Superman. Para los que crecimos viendo volar a Superman junto a ese tema tan épico y emocionante, notamos su ausencia. Pero Hans Zimmer vuelve a crear una banda sonora impactante y que no deja indiferente a nadie.

El Hombre de Acero es una película muy seductora, fascinante, y que gusta al instante. A mí me ha encantado. Decidí despegarme de más información sobre la película meses antes de su estreno. Tan sólo vi el primer tráiler que salió y dejé de ver los siguientes, no quise leer ninguna crítica antes de verla, apartaba la mirada y cambiaba de canal cuando salía algo de la película en la televisión, rehuía a ver nuevas imágenes sobre el film, quería que la sorpresa fuese mayor cuando me sentara en mi butaca y me dispusiera a verla. Y así fue. Durante años he ansiado ver una película así de Superman. Creo que se ha tratado con justicia a este mítico personaje. A excepción de la primera película de Richard Donner, el resto de películas de Superman son bastante descafeinadas y algunas, como Superman IV (1987) o Superman Returns (2006), rozan el absurdo. El Hombre de Acero me ha entusiasmado, me ha deslumbrado por su excelente montaje y su intrepidante acción y sobre todo, por esa primera parte donde se nos muestra tan brillantemente los inicios del primer superhéroe de la historia. Pero no sé si será porque soy un nostálgico patológico o no, pero Superman de 1978, sigue siendo para mí la mejor película, la más carismática y entrañable, la que muestra al más autentico Clark Kent y por supuesto, al más solemne e impecable Superman de todos los tiempos. No es cuestión de ser un carcamán, como dijera antes, ni de ser purista, pero a pesar de que me ha agradado mucho esta nueva versión, no me deslumbra ni me emociona como la primera.