Sôber – Letargo [2014]
Sôber despierta en mí un fervor que pocas bandas consiguen. Tenía este disco desde hacía tiempo reservado para escucharlo cuando ya me encontrara de vacaciones. Sabía que este disco me deleitaría, que sería un trabajo más que notable, como todo lo que esta banda madrileña siempre presenta, así que con religiosidad aguardaba el momento idóneo para volver una vez más a quedar cautivado por la música de esta talentosa banda de Rock. Y así, el verano no podía ser mejor momento para dejarse seducir nuevamente por la voz de Carlos Escobedo y sus magníficas letras.
Hace tres años regresaron al panorama musical por todo lo alto con Superbia, un disco cargado de grandes temas, muy melódicos y protagonizados por unos estribillos extraordinarios. Un disco que no puedes dejar pasar, pues junto con Paradysso, me aventuro a decir que es el mejor de su discografía. Para este 2014 nos presentan Letargo, un álbum que como no podría ser de otra manera, sigue la senda del anterior, aunque tengo que decir que no logra alcanzar el nivel de Superbia a mi modo de ver. Con esto no quiero darle un tono despreciativo, nada más lejos de la realidad, porque con Letargo volvemos a disfrutar de canciones con ese brío tan característico de Sôber.
Me alucina comprobar no solo la energía tan tremenda que trasmite siempre este grupo, sino también ese embellecimiento musical que consiguen crear. Nunca dejarán de sorprenderme por ello. A nivel nacional, pocas bandas he escuchado que logren compaginar unas letras tan sentidas y sagaces con una musicalidad tan espectacular. Con un inicio de lo más rockero, Afrodita inicia este Letargo lleno de pasajes musicales sorprendentes. Tras esa consecución de riffs aparece la voz de Carlos Escobedo y siento un ligero déjà vu, pero no porque la canción suene igual a otras que ya haya escuchado de la banda, sino porque he crecido con la voz de Escobedo, su voz me ha acompañado desde mi adolescencia y al escucharla siempre me regresa a momentos muy especiales para mí. Como aquella mañana de primavera del año 2002, en el que mi hermana me despertaba con una grata sorpresa, me regalaba Paradysso, un disco que me marcaría de por vida.
Insecto es todo un portento. La letra es espléndida y la canción en general es radiante. Escuchar su estribillo es un todo un placer. Y ocurre lo mismo con el siguiente tema, Blancanieve. Esta banda también se ha caracterizado por poseer una gran calidad técnica, y Letargo es nuevamente una muestra de ello. La batería, de la que se encarga Manu Reyes, suena de lo más contundente y las guitarras son impecables. Jorge Escobedo y Antonio Bernardino forman una dupla formidable. Quizás la primera hubiera quedado mejor como single de presentación para este nuevo disco, pero la elegida ha sido Blancanieve, donde han realizado un videoclip que podéis ver a continuación.
Encadenado es el tema más pesado, de buena melodía y con una letra sentida y directa. De esos temas que trasmiten un mensaje de verdad. Le sigue Letargo, un tema mosaico, como yo les suelo llamar, pues cohesionan distintos tonalidades musicales. Se inicia con unos arpegios secos de guitarra, al que se añaden las eléctricas con más fuerza, provocando que el oyente se muestre expectante al momento en el que la canción rompa en su punto más álgido, y que sin esperarlo da lugar a un estribillo semi acústico, dando lugar a un medio tiempo melancólico y apesadumbrado que es intercalado por riffs lentos y pesados.
Mañana es la luz tras un sombrío pasadizo. Desde los primeros segundos la canción está impregnada de pura melodía, un tema al más puro estilo Sôber. Junto con Insecto y Blancanieve, uno de los platos fuertes de este último trabajo. Con Fugaz volvemos a los recodos más metaleros de la banda, que junto con Tal Día Como Hoy, el tema más flojo del disco, son un punto de inflexión, pues los temas que quedan del disco son más suaves y puramente melódicos. Y tras haber escuchado temas totalmente admirables, aún nos quedan otros que pueden estar a la altura de los anteriores. En la recta final de este Letargo descubrimos Unax, un tema con una letra conmovedora que sirve de aliento a Unax Cañibano, un niño con una grave enfermedad de las que por desgracia no tienen cura alguna. Una canción directa, con fuerza, como no podría ser de otra manera, y con un estribillo muy melódico, acompañado por unos teclados. Sin duda el lado más armonioso de Sôber.
El nivel no baja amigos míos, sino aumenta, y Capricho, el siguiente tema, posee unos coros y unos teclados asombrosos para deleite de los que somos fieles seguidores de la música de estos madrileños. Mofina sorprende por ser de un corte mucho más pomposo, alejándose totalmente de los sonidos más metaleros de la banda. Pero otro plato fuerte, por si ya pensabais que no habría más en este disco, lo compone Otoño, un auténtico regalo para los oídos, un medio tiempo elegante, delicado, y que podrían utilizar como segundo single de presentación si quieren acaparar una mayor atención por parte de prensa y público.
Pues a mi Sober me gustan pero no me alucinan. Son muy buenos músicos, en directo son una a uténtica maquina, pero no me emocionan. Me quedo con temas puntuales. Pero vamos, que los disfrutes amigo.
Por cierto, te mandé un mail. Supongo que lo recibirías, Don Juan.
30 julio, 2014 en 13:50