Vuelta a la (nueva) normalidad
En Estado de Alarma
Seguimos en Estado de Alarma y ya se habla que el Gobierno quiere prorrogarla una vez más, sería la quinta y, supuestamente, última prórroga, haciendo que este Estado de Alarma se extienda por un mes más. La cuarentena a la que hemos estado sometidos durante poco más de mes y medio comenzó a levantarse el pasado 2 de mayo, donde se establecieron unas horas de salida para los jóvenes y personas mayores y un toque de queda, a las 23:00 horas, todos en casa recogidos. A medida que avanzaron los días el Gobierno elaboró un nuevo plan de desescalada, consistente en que las Comunidades Autónomas, en función de su número de infectados y fallecidos, pasara por distintas fases y en tiempos distintos. Desde hace unos días gran parte de Andalucía (salvo Málaga y Granada), junto a otras Comunidades Autónomas, estamos en la Fase 1 mientras Madrid o gran parte de Cataluña sigue en la Fase 0. En esta Fase 1, ya no hay horarios como en los primeros días de mayo, puedes salir a cualquier hora del día. Los negocios han abierto, aunque no todos, y muchos bares han hecho lo mismo, aunque sólo pueden abrir los que tengan una terraza y sólo disponer de la mitad del aforo. En algunas ciudades se ha visto cómo mucha gente a abarrotado terrazas y bares, gente a la que no le importa lo más mínimo que tengamos casi 30 mil muertos en este país. Ya el día 2 de mayo, cuando la gente podía salir de 06:00 a 10:00 de la mañana para hacer deporte y, caída ya la tarde, de 20:00 a 23:00, se vieron varios paseos marítimos y plazas repletos de gente, cientos y cientos de personas que no mantenían la distancia de seguridad. Quiero aclarar que, en mi opinión, y creo que es la mayoritaria por suerte, los españoles hemos tenido un comportamiento ejemplar durante todo el confinamiento, pero el día 2 a miles de personas les pudo la ansiedad por salir y, como se pudo comprobar en las noticias, hubo un serio descontrol. Durante los días siguientes, antes de entrar en la Fase 1, la gente seguía llenando las calles pero concienciada del error, todos se molestaron más en mantener la distancia de seguridad. Ya en Fase 1 los cuidados no son los mismos y eso es un gran error: no nos podemos confiar. Sigue muriendo más de un centenar de personas cada día, pero parece que, como ya no son tantas como semanas atrás, ya no impacta mucho. Muchos parecen que se contentan con que cada vez haya menos, pero es que siguen siendo muchos los muertos diarios. Eso me perturba, que la gente normalice los escalofriantes datos que siguen habiendo.

Imagen: ciphr.com
¿Qué vamos a aprender de esto?
No quiero ser cenizo o pesimista, pero creo que esta crisis del Covid-19 poco va a cambiar nuestra sociedad. Recuerdo los primeros días, incluso antes del confinamiento, cómo a muchas personas se les iba de las manos el asunto y en los supermercados compraba como si fuera el fin del mundo. Esas escenas dejaron de verse en los siguientes días puesto que quedó meridianamente claro que no sufríamos ningún tipo de problema de abastecimiento. Pero de haber sido así, no me quiero ni imaginar la irracionalidad e insolidaridad a la que hubiéramos llegado. Peor que en cualquier película de ficción, seguro. Creo que, lo único que vamos a aprender, y que no es poco, es eso de valorar más a los nuestros. Es la única lectura positiva que puedo sacar. A nivel colectivo poco creo que vayamos a mejorar, pero a título individual, quizás sí. Ahora valoraremos más la compañía de nuestros seres queridos. La gente ha podido comprobar lo duro que es no poder visitar a unos padres, no poder abrazar a unos nietos, unos hijos, no poder quedar con la pareja o amigos. Este virus nos ha prohibido besar y abrazar a la gente a la que amamos. Creo que esto es motivo de sobra para que aprendamos muchas cosas y mejoremos como personas. También puede hacerse extensible esto a las pequeñas cosas, algunas insignificantes a priori, que tan feliz nos hace ser. Hablo de el simple hecho de pasear, de contemplar una puesta de sol, de disfrutar de un café en tu terraza favorita, etcétera, etcétera. Cualquier cosa que te hiciera feliz hacer, por pequeña que sea, después de sufrir esta pandemia mundial debería hacerte aún más feliz, disfrutar más de esos detalles, de esos momentos, de esas personas.
La mayor catástrofe del mundo moderno
Nuestra civilización ha pasado por grandes tragedias, ha sufrido dos guerras mundiales y, aunque tampoco es que haya pasado una infinidad de tiempo desde aquél año 45 del siglo pasado, bien es cierto que esos años parecen corresponder a un tiempo mucho más lejano, a un mundo ya acabado. El mundo de ahora es radicalmente distinto, las sociedades de hoy son otra cosa. Hemos avanzado mucho en menos de cien años. Esto que estamos viviendo es todo un hito. Algo inimaginable hace unos meses. Me da mucha tristeza saber que tantos niños y jóvenes estén pasando por esto. Afortunados debemos sentirnos de no haber sufrido algo así en nuestra infancia o adolescencia, porque esto marca para toda la vida. Aunque tú y los tuyos salgáis indemnes de esta pandemia, igualmente quedarás marcado para toda la vida. Y más aún para aquellos que están viviendo estos duros momentos a una edad tan temprana. Pero lo que más pena y rabia me provoca, es la de saber que aquellos que más trabajaron, que más sufrieron y peores momentos aguantaron, son los que más lo están padeciendo las consecuencias, los que se nos están yendo. Hablo de nuestros mayores, las potenciales víctimas de este maldito virus. Las personas que ayudaron a levantar el mundo que hoy nosotros, lo más jóvenes, disfrutamos, son los que más están padeciendo las consecuencias. Más del 80% de fallecidos son personas con más de 70 años de edad. A uno se le parte el alma sólo de pensarlo. ¿Os habéis parado a pensar cómo estaríamos si este virus también atacara a los niños? Si este u otro virus no sólo provocara la muerte de millones de personas adultas sino también la de niños y jóvenes de todas las edades, definitivamente no volveríamos a levantar cabeza jamás. Por suerte ese escenario no se está dando y de cara a un futuro, todos los países deben de montar sistemas de prevención para que, de ocurrir de nuevo, podamos combatir una crisis así con mayor rapidez y eficacia.
La vuelta a la (nueva) normalidad será lenta. El día a día que conocíamos tardará mucho en llegar. Ahora la gente, por responsabilidad y por miedo, se aparta de tu lado cuando caminas por la acera. Las miradas son distintas, las caras no son las mismas. Personas, ahora ataviadas con máscaras y guantes, que miran a otras con recelo, que llaman la atención a los demás, que se muestran apáticas o enojosas. Personalmente creo que, y pensando a corto plazo, durante los siguientes meses la vida estará aún lejos de lo que conocemos y anhelamos. Sin ir más lejos, pongo como ejemplo este verano que pronto asoma. Pienso que el verano, cuando aún ni ha comenzado, está ya liquidado. Podrán abrir terrazas y tomar todo cierto cáriz de normalidad, pero no será así, y eso a estas alturas es algo que intuimos todos. Atendiendo a ciertas medidas de seguridad, iremos a la playa, incluso al cine, pero se formarán aglomeraciones, o podrían formarse, y eso es justo lo que ahora menos necesitamos. Así que nada de bares nocturnos, discotecas, conciertos, festivales. Vamos a tener un verano totalmente amputado, sin sus encantos.
Acá la desescalada empieza el primero de junio, bajo advertencia claro, de retornar a las estrictas medidas de distanciamiento social si hay un rebrote del virus, y lo más probable es que lo haya :(. Tienes tanta razón cuando dices que es alarmante el haber normalizado las cifras de fallecimientos, incluso nos sentimos aliviados al ver que los números bajan, pero olvidamos que siguen siendo fallecidos, personas que de no haber sido por la pandemia seguirían aquí, gente con familia y seguramente con anhelos y planes, como todos nosotros, independientemente de su edad. A veces me siento culpable por qué experimento apatía… Trato de ser responsable todos los días, pero a veces me preguntó si no me ganará la ansiedad en la desescalada como ha sucedido con tanta gente… Me rompe el corazón recordar los días pasados, quiero pensar que la.nueva normalidad no será mala, que habrá valido la pena, pero como tu, pienso también que el cambio se produce a título individual y no colectivo… pero el cambio que sea, cuando es para bien, en algún momento tiene una repercusión en el mundo… A lo mejor no inmediatamente, pero volvernos personas más concientes de forma individual, tarde o temprano dejara algo bueno.
Mucho ánimo y un abrazo grande!
15 mayo, 2020 en 2:19
¡Otro abrazo grande para ti, Alba!
15 mayo, 2020 en 16:31
Muy buena reflexión! Tenemos que ser conscientes y consecuentes.
Recomiendo escuchar la canción de Rozalén ‘Aves enjauladas’, aunque quizás ya la hayas escuchado 😉
Un saludo
Mery
15 mayo, 2020 en 14:08
¡Hola Mery! Gracias por tu comentario y bienvenida a Anhelarium ; )
He escuchado la canción de Rozalén. Como digo en mi entrada de blog, creo que a nivel colectivo poco se aprenderá, pero sí a nivel personal, con nuestros más allegados. La canción de esta gran cantautora lo refleja a la perfección.
La pongo aquí para que todos que lleguen a este post, la tengan más a mano:
Paciencia y ánimo.
Un abrazo.
15 mayo, 2020 en 16:29
Gracias Álvaro por la bienvenida y por subir la canción.. Es muy buena!
Añadir que, en mi opinión, no tenemos que tener miedo a las personas sino al virus…es triste que nos volvamos apático o antisociales…Conociendo bien la situación, aprender a vivir con ella y respetar la distancia de seguridad nos permitirá disfrutar de una forma diferente.
Mucho ánimo! Un ciber abrazo😉
15 mayo, 2020 en 19:55
El ambiente que se respira en las calles es triste. Gente que se aparta de ti o se cambia de acera cuando te acercas, esas miradas de reojo porque no llevas mascarilla puesta y demás, es triste. 2020 está siendo un año horrible. Espero que salgamos pronto (y bien) de esta.
Por cierto, a mí la canción de la señorita Martín me gusta aún más:
Gracias por tu participación, Mery.
15 mayo, 2020 en 23:21
Un año muy triste si.. Y si sumamos otras experiencias que nos ha tocado vivir mucho peor.. Pero tenemos que ser positivos…Los españoles nos caracterizamos por nuestro buen humor y eso no debe cambiar.
La canción de Vanesa Martín es mi favorita!! Gracias x subirla.
16 mayo, 2020 en 8:39
Este tema que Manuel Carrasco compuso en pleno confinamiento es también muy hermoso:
Aunque me quedo con la que más me gusta es la de Vanesa Martín 🤗
16 mayo, 2020 en 14:41
Una letra muy bonita.. No la había escuchado.. Gracias😊
16 mayo, 2020 en 20:58
Es pronto para suponer que cambiemos en algo y que cambiemos la sociedad. Aparte de la necesaria responsabilidad individual y prudencia, socialmente no deberíamos olvidar que no gastarse el dinero en salud, investigación y educación, es un error. Si la economía de un país sacrifica estos servicios, estaremos otra vez perdidos o jugando a la ruleta rusa con el futuro. Tampoco deberíamos dejar a un lado a los sectores más castigados con esta crisis y con todas las crisis, realizar la inversión necesaria para consolidar un desarrollo social y económico justo y sostenible. Cambiar, de una vez por todas, el modelo productivo y la movilidad: transporte público asequible y vehículos eléctricos, aerogeneradores y parques solares, teletrabajo y medidas para facilitar el acceso a la vivienda a los jóvenes.
La crisis anterior que arrancó en 2008 se trató de resolver con medidas duras para las clases medias y más desfavorecidas. Parte de aquellas consecuencias lastraron las soluciones de hoy a la pandemia, en el terreno productivo y sanitario.
Ya entiendo que endeudarse tiene un límite, sobre todo el que consideren los socios europeos atentos a recuperar su dinero, pero si hay que hacerlo que sea para el bien común y no de los bancos y multinacionales. ¿Utopía? Tal vez quiera alguien o algunos desanimarnos con esa supuesta aspiración a lo imposible, pero lo imposible es seguir viviendo como lo estamos haciendo ahora. ¿Sacrificios? Pues claro. A mí no me importó antaño que me congelaran el sueldo y que más adelante lo rebajaran un 5% a los funcionarios. Hoy tal vez vuelva a ser necesario éste o algún sacrificio mayor. Pero si sé que se va emplear bien también sé que recuperaré el nivel adquisitivo perdido más pronto que tarde. De otro modo, queriendo ganar unos a costa de que pierdan otros, acabaremos perdiendo todos.
¿Nos acordaremos de lo que significa quedarse sin camas hospitalarias, sin medios y sin personal sanitario suficiente? ¿Vamos a olvidar que necesitamos laboratorios, líneas de investigación y fábricas? Porque deslocalizar empresas buscando mayor rentabilidad es la mejor manera de extender la miseria por el mundo. ¿Encontraremos políticos atentos a estos problemas reales y no a los intereses de partido y casta? No lo sé. Cuando el susto pasa, se nos pasan muchas cosas y volvemos a mirar con mirada miope los problemas. Pero eso sólo hace que el próximo virus esté más cerca.
9 junio, 2020 en 21:21
Como bien dice, lo imposible es seguir viviendo como lo estamos haciendo hasta ahora. Yo me siento muy orgulloso de este país porque, pillándonos a todos esta pandemia de improvisto y teniendo nuestro país sus recursos sanitarios bastante mermados, España ha salido adelante y su personal sanitario ha estado impecable a pesar de la precariedad en muchos hospitales y ciudades. De esta tenemos que salir más concienciados, al menos en cuanto a apoyar a la Sanidad Pública y exigir no sólo su mantenimiento sino se refuerzo, es es el principal objetivo a seguir en este país. Luego como dices, invertir más en I+D+I pero para eso, aunque esto sí que es una utopía, deberíamos deshacernos del excedente de políticos que tenemos en este país, cual parásitos, enchufados al erario público. Sobra tanto cargo público con sueldazo y dietas, tanto a nivel local, autonómico, como estatal.
Un abrazo, Julio.
10 junio, 2020 en 7:03
Muy buena reflexión, Álvaro… Dios quiera la vuelta a la nueva normalidad sea con miras a forjar un mundo mejor, desde el interior de cada uno… Doliéndonos más del otro y solidarizándonos con el bien de todos… ❤
19 junio, 2020 en 2:33
Dios se servirá de esto para que muchos refuercen su fe en él. Espero que demos pasos hacia delante, tanto a nivel personal como en conjunto. Buen inicio de semana, Luz. Gracias por comentar.
22 junio, 2020 en 8:55
Así sea… ¡Muy buena semana para ti también, Álvaro! Graciaaas… ¡Abrazo grandototeee! 🤗🙏✨😘
22 junio, 2020 en 15:17
Mucha incertidumbre y triste para todos vivir este tiempo sin tiempo que nos ha tocado vivir. Ojalá comencemos a valorar lo importantes que son las pequeñas cosas. Esas que no se compran. Que tengas finde. Salud.
9 agosto, 2020 en 12:37
Muchas gracias por tu comentario Azurea. Ya estamos a lunes así que te deseo un buen inicio de semana. Espero verte más por Anhelarium ; )
10 agosto, 2020 en 10:44