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Broken Sword: La Leyenda de los Templarios [1996] y Las Fuerzas del Mal [1997]. La aventura gráfica por excelencia, diversión y nostalgia asegurada

Definitivamente, a la vejez, viruela. Porque jamás le había dado tanto a los videojuegos como en estos último tres o cuatro años, y ya tengo 34 primaveras. Los videojuegos siempre me han acompañado a lo largo de mi vida, han sido parte de ella, como ya conté hace bastantes años en esta entrada de blog titulada Yo y los videojuegos. Qué cosas, a medida que he ido cumpliendo años, más tiempo han ocupado los videojuegos en mi vida. Les dedico más tiempo ahora que cuando era un veinteañero o un adolescente. Pienso que será porque antaño estaba ávido de otro tipo de experiencias, tenía otras prioridades, cierta prisa por comerme el mundo y exprimir esos años de juventud haciendo todo tipo de cosas. Ahora, más asentado y con la tranquilidad o satisfación de haber hecho todo lo que ansiaba, le dedico más tiempo a los videojuegos. Pero eso sí, siempre he sido más consolero que Pc gamer. Creo que se pueden contar con los dedos de ambas manos los videojuegos de ordenador a los que les he dado caña y seguro que algún dedo me sobra. Mi padre me compró mi primer ordenador, un Pentium II a 350Mhz de sobremesa, allá por el invierno de 1997. Bien entrados en el último lustro de los noventa, disfruté en esos años de juegos para Pc como Monkey Island, Time Crisis, Pc Fútbol, DOOM, Metal Slug X, y este del que os hablo en esta nueva entrada de Anhelarium. Poco antes de entrar en el nuevo milenio, ya en 1999, tenía abandonados por completo los juegos para odenador y me centré en mi queridísima Play Station 1 con la que ya llevaba un buen tiempos, pues me la regalaron cuando hice la primera comunión allá por 1994. Ya en 2003 me enganché al juego de moda para ordenador de aquellos días, el Counter Strike, que asu vez, al menos la edición que yo compré, venía en un pack junto al Half-Life 2 al que también le di caña aunque nunca me lo terminara. Adelanto que en 2003 salió la tercera parte de Broken Sword, El Sueño del Dragón, y con muchas ganas lo compré y lo instalé en mi Pentium II que ya comenzaba a renquear, pero a ese punto llegaré en un ratín.

Durante todos estos años (y mirad si han pasado años) el único juego de Pc que he echado de menos ha sido Broken Sword, el juego de Pc que mejores momentos me hizo pasar en aquellos años de mi preadolescencia. Como os comentaba, mi padre me compró mi primer y único sobremesa (el resto de ordenadores que he tenido han sido siempre portátiles) en 1997 y en ese año salió a la venta la segunda entrega de la saga, Broken Sword: Las Fuerzas del Mal (título original, The Smoking Mirror). Ambas entregas vienen de la mano del sello Revolution Software y más concretamente de Charles Cecil, conocido diseñador londinense de videojuegos. Los dos primeros juegos tuvieron muchísimo éxito, recuerdo cómo ciertos compañeros de clase hablaban maravillas sobre este juego. Una tarde, en casa de un amigote que tenía en esos días, nos pusimos a jugarlo y me sentí totalmente hechizado por Broken Sword, la sencillez en su jugabilidad, por esos atractivos gráficos en 2D y por la historia tan interesante que presentaba. Lo tenía claro, quería hacerme con ese juego. Recuerdo nítidamente cómo fui a la papelería que había cerca de mi casa (sí sí, papelería, era habitual en esos días que, en las papelerías, se vendieran algunos juegos para Pc) y para mi sorpresa, para mi gran sorpresa, no sólo tenían a la venta la segunda entrega sino que también la primera. Lo que no recuerdo es cuántas pesetas (ay, las pesetas…) costaban ambos juegos, pero como buen niño pijo mimado, me compré los dos videojueos al instante. Llegué a casa de lo más emocionado y comencé a instalar el primero, Broken Sword: La Leyenda de los Templarios, que salió a la venta un año antes, en 1996. Al poco tiempo de su publicación, el juego estaría disponible para plataformas como la primera Play Station. Corría el año 1997, existían juegos que tanto para Pc como para consolas, estaban técnicamente muy avanzados y presentaban unos gráficos espectaculares para la época, pero yo me sentía ensimismado con este juego en 2D. Me pasé ambos juegos, gozaba cada escena del mismo, cada interacción con los distintos personajes. El juego presentaba un encanto sin igual. Con el tiempo, al año o así, los volví a instalar y me los volví a pasar por segunda vez. Así, desde 1999 aproximadamente, y durante todos estos años, ambos juegos han sido solamente un bonito y entrañable recuerdo, hasta ahora. No pretendo contar mi vida a los lectores que llegen a esta entrada buscando información sobre Broken Sword, pero para contextuaizar brevemente, dejad que os cuente en un párrafo cómo, a mis 34 años y en mi despacho profesional, ando jugando a juegos para ordenador y más concretamente a esta saga después de más de veinte años. Si no os interesa, os saltáis al siguiente donde ya os hablo del primer juego de Broken Sword.

Para ejercer mi profesión decidí comparme un ordeandor y trabajar con Windows. Para mi uso personal sigo con mi Mac, con el que llevo ya unos cinco años y que sigue como el primer día, pero para el trabajo me sentía más seguro adquiriendo un buen ordenador y utilizando Windows 10. Desde 2004, año en que me compraron mi primer ordenador portátil, un Toshiba, no he querido ningún sobremesa, siempre he querido tener ordenadores portátiles y siempre los he tenido bastante buenos. Le siguió un Samsung y luego un Sony VAIO hasta llegar al Macbook Air. Pero para la ocasión, no quería gastarme el dinero en un portátil Acer o Lenovo, no me generan confianza esos portátiles que siempre te acaban dando problemas y al poco tienes que comprarte otro. Quería comprarme un buen ordenador portátil y así, bicheando por internet, llegué a los portátiles MSI y a su amplia gama, todos mayoritariamente conocidos por ser portátiles para gamers. Por un poco más de dinero, prefería comprarme a gusto un ordenador portatil que me generara confianza por su prestaciones y, el MSI GL63 8RD, es un auténtico pepinazo, y eso que no pertenece a la gama más alta de la marca. Estoy muy contento con él pero, y seguro que ya lo habréis pensado al leerme, es un ordenador muy potente para sólo andar trabajando con él moviendo archivos word y PDF de aquí para allá, enviar mails y trabajar con dos o tres programas más y, mientras, ya últimamente comenzaba a anhelar jugar a algún juego de Pc. Es por eso que hace cosa de un mes se me ocurrió volverme a abrir una cuenta en Steam después de tantísimo tiempo (como hiciera a principios del 2000 para jugar al Counter) y comprarme algún que otro juego. Así, mataba el gusanillo por jugar a algún juego de Pc que ya rondaba por mi mente desde hacía mucho y aprovechaba mucho mejor las prestaciones del MSI. Sin enrollarme más, y tras adquirir varios juegos en steam bastante buenos, cuál fue mi sropresa al comprobar que toda la saga de Broken Sword se encuentra disponible en dicha plataforma. No dudé y por el módico precio de 30€, adquirí los cinco juegos de Broken Sword que vienen juntos en un pack. Instalé los cinco juegos y aquí ando, amigos, emocionado, embriagado de nostalgia y divirtiéndome con las aventuras de George Stobbart como hacía cuando tenía once años.

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