El mejor verano de mi vida
Antes que llegara Armando entraba en Casa Cayetano a comprar las dos litronas de rigor, y bien fresquitas. Aún era menor de edad, pero Cayetano conocía bien a mi padre, bueno, y a todos nosotros. Y es que en ese bar de gargajeros hacían muy buenos montaditos, así que mi hermana Dèsirèe, mi padre y yo, pasábamos algunas noches de verano sentados en la terraza de Casa Cayetano, que realmente no era una terraza y tampoco se llamaba Casa Cayetano. Lo que era la terraza era en verdad un aparcamiento perteneciente a la Avenida Andalucía, donde antiguamente vivíamos, así que Cayetano se apropió del aparcamiento que daba justo frente a la puerta del bar y puso un vado permanente allí mismo. De tal manera que, entre dos coches aparcados, te encontrabas con dos mesas predispuestas para el deleite de los clientes. Hay que reconocer, que el aparcamiento no era muy estrecho, para nada, sin ser muy grande, ciertamente se estaba a gusto. Y por último, el bar tenía por nombre BAR SAN MARCOS, pero como el dueño era Cayetano, conocido por muchos, y es algo típico de Andalucía llamar a los bares “Casa de (inserte aquí el nombre del dueño del bar)”, pues de ahí su nombre.
Armando ya estaba ahí, acababa de llegar en su moto celeste. Aún arrancada la moto, colocábamos la bolsa que contenía las dos litronas en el ganchito de plástico que tenía su scooter bajo el manillar. Me acomodé tras él y Armando puso rumbo hacia uno de los lugares donde más feliz he sido, donde crecí, donde pasé los mejores momentos de mi infancia y donde viviría la mejor etapa de mi adolescencia.
Uno de los chalets que teníamos en Vistahermosa, en el cual había pasado toda mi infancia, estaba en venta tras haber estado alquilado durante varios años a una familia norteamericana. Durante dos años, el chalet quedó vació y, durante ese tiempo, se hizo alguna que otra reforma en el exterior para su mejora y para posteriormente ponerlo a la venta. Así mismo, durante el verano del 2001 y el verano del 2002, todo el chalet volvía a estar, como en los viejos tiempos, a nuestra entera disposición. Pero fue en el verano de 2002, cuando realmente disfrute mejor los días allí. Sabía que ese sería el último verano que podría disfrutar de esa casa y quería aprovecharlo al máximo. Sentía la necesidad de despedirme a lo grande, a mí manera. Así que, Armando y yo, pasábamos todas las noches allí, escuchando Heavy Metal, bebiendo cerveza y bañándonos en la piscina de noche.
Y es que así era como nos gustaba estar, así, estábamos de lo más a gusto. Como si el mundo no tuviera nada que ver con nosotros, allí nos encontrábamos, a oscuras, sin encender ninguna luz del jardín, dentro de la piscina o en el porche, con nuestras litronas y escuchando música. No queríamos más. Yo tenía lo que quería, lo que llevaba anhelando durante todo el invierno: pasar un plácido verano. El invierno anterior, le dije a Armando que en verano, con más tiempo, me impregnara de esa música tan cañera que él escuchaba. Y así fueron mis comienzos en los caminos del Heavy, escuchando a Judas Priest y a Manowar (los primeros que conocí) mientras me daba un relajante baño nocturno en una enorme y rebosante piscina.
Pero ahí no terminaba la cosa. La moto de Armando no era celeste precisamente porque fuese su color favorito, todo lo contrario, el quería la Yamaha Neo’s en color negro, pero en ese instante, no la tenían disponible en ese color. El dueño de la tienda le dijo a Armando que se esperara una semana a que la trajeran, pero él ardía en deseos de tener la moto, la impaciencia la corría las entrañas, no podía esperar más, ¡quería la moto ya! Y claro, la única que tenían disponible, era la celeste. Y ahí lo teníais, a un tío más jevi que una lluvia de hachas, montando en una moto azul celeste. Con dos cojones.
Bien es sabido que las scooteres que son nuevas llevan eso que se les llama “topes”. No soy ningún entendido de motos, pero toda la chavalería del momento sabía que para quitarle esos “topes” a la moto, había que hacerle un rodaje de mil kilómetros. Y ahí estábamos Armando y yo, cuál niños responsables y sensatos, todas las noches, alrededor de las cuatro de la mañana, después de habernos jincado dos litronas de cerveza, cogíamos la motillo y nos disponíamos a hacerle el dichoso rodaje a la súper moto azul cielo de Armando. Todas las noches nos recorríamos la urbanización entera (que os aseguro que es grande), de norte a sur, de este a oeste, hablando, sin cascos (para qué ¿verdad?), y a veces, dejándonos la voz cantando algún temita de SKA-P. Pero todo se tiene que decir, a esas horas, y siendo una urbanización privada, poco tráfico había, así que no era algo tan descerebrado.
En esos viajes nocturnos hacíamos algunas paradas y alguna que otra gamberrada. Nos gustaba irnos a la playa y tumbarnos en la arena, pero también adorábamos colarnos en el campo de golf y robar los banderines (y también alguna que otra pelotita claro). También hicimos algún que otro acto de vandalismo, pero voy a omitirlos, no quiero manchar nuestros nombres. Era cosa de la adolescencia…
Pero no todo el verano fue así. Ese mismo verano conocí a Ana, mi primer amor, mi primera novia, la primera chica que me quiso, la primera que me besó, la primera que me dijo te amo, con la que me hice un hombre y con la que compartí cuatro años de mi vida. Lo mejores momentos de ese verano, sin duda, fueron a su lado. En esas noches, a solas los dos, nos dábamos a conocer el uno al otro, contábamos nuestras ilusiones, nuestros sueños, expresábamos abiertamente nuestros sentimientos. Parecía que el mundo existía sólo para nosotros, que el tiempo no pasaría y que nos quedaríamos así para toda la vida, algo que hubiera elegido de ser posible.
Bajo la atenta mirada de La Luna, reflejada en las aguas cristalinas de la piscina, única testigo en ese momento de nuestra existencia, de nuestro amor, cometíamos los actos más impuros y a la vez, los más bonitos. Yo me enamoré de ella, ella se enamoró de mí, sentía la alegría en mi interior y nada ni nadie podría arrebatármela. No sé lo que me depararía el futuro con ella, no sé qué traería consigo, pero fuera lo que fuera, yo lo tomaría, bienvenida era.
Hace ya ocho años de ese verano, y me sigue pareciendo que fue ayer. Desde entonces, no he vuelto a pasar un verano igual. Por supuesto, podría contar más cosas, más anécdotas, pero sólo he querido resaltar lo más importante, lo que siempre se me viene a la mente cuando pienso en esos momentos, lo que más me gustó de aquel verano de 2002. Echo en falta pasar un verano así, daría lo que fuera por volver a lo vivído ese verano, por retroceder al pasado. Quizás el futuro me depare veranos así, lleno de ilusión, o al menos, eso es lo que llevo esperando desde entonces.
Para compartir con los demás:
Relacionado
Esta entrada fue publicada el 29 agosto, 2010 por Álvaro Rojas. Se archivó dentro de Personal y fue etiquetado con amistad, Cádiz, El Puerto de Santa María, Verano.
Todo suena fantástico. Ya veo porqué lo consideras el mejor verano de tu vida.
29 agosto, 2010 en 22:43
Gracias Memo 😉 Fue un verano inolvidable amigo.
Un abrazo.
Álvaro R.
30 agosto, 2010 en 1:27
Solo espero que tengas mas veranos así… Yo por mi parte de veranos poco puedo contar, pero mi epoca recordada fue el año nuevo del 2000 cuando conocí en la Excalibur a mi esposa 🙂
¡Nos vemos!
PD: Como amenace, ya esta en mi blog un recopilatorio musical hecho por mi XD echale un tiento aqui:
http://blogs.gamefilia.com/erikadams/30-08-2010/35473/erikadams-producciones-presentan-13-dreams-recopilatorio-de-hard-rock-aor
30 agosto, 2010 en 9:45
¡HOLA ERIK! ¡Buenos días!
Ahora mismo acabo de bajarme el archivo y me dispongo a escucharlo. He visto en tu articulo los temas que has elegido y muchos no los conozco así que eso me agrada. Siempre me gusta descubrir material nuevo jeje.
Luego te cuento, ¡un abrazo muy fuerte!
Álvaro R.
30 agosto, 2010 en 10:16
Si no los conoces casi seguro que te gustan 🙂 Y si no es así… ¿Que se le va a hacer? XD
Ya me comentas que tal!
¡Nos vemos!
30 agosto, 2010 en 10:40
¡Heterogénea mezcla Erik! Aparte del primer tema que compone este recopilatorio, todas las canciónes las desconocía por completo. Son canciones para diferentes momentos y eso me gusta.
Los temas que más me han sorprendido, han sido el de Therion, «The Wonderous World Of Punt», magnífico tema. Hacía tiempo que no escuchaba algo así de épico. No soy muy seguidor de Tyketto así que el tema «Forever Young» me ha gustado muchísimo al igual que «Someday You`ll Come Running» de Marf Free.
Pero si me tengo que quedar con un tema, con el que más me ha encandilado, ese es «Suddenly» de Danny Vaughn. Puro Hard Melódico y del bueno. Gracias por haberme mostrado este tema amigo mío. Formará parte de la banda sonora de este verano que pronto termina.
Un abrazo muy fuerte Erik. ¡En octubre nos vemos amígo!
Álvaro R.
30 agosto, 2010 en 12:17
Casualmente Danny Vaughn es el cantante de Tykketo y el que canta el tema «Avalon». El album ese de «From the Inside» me lo baje casualmente un dia y ¿Sabes? Al dia siguiente fui a comprarlo XD ¡Me encanto! (Tss si lo quieres dimelo y te lo paso XD)
Therion es una banda que siempre me ha llamado mucho la atención dado lo rara que es dentro incluso del estilo en el que se la suele encuadrar (gotico)… La verdad es que el compositor es un monstruo de las melodias XD
Los demas temas como dices son muy diferentes (Me encanta la variedad), asi no me aburro XD
¡Gracias por comentar, escucharlo y disfrutarlo!
¡Nos vemos!
30 agosto, 2010 en 12:25
Creo que la mayoria de nosotros, hemos disfrutado los veranos de nuestra juventud más que nunca. Son buenos recuerdos que da gusto recordar.
Un abrazo!
30 agosto, 2010 en 12:46
@ Erik
¡Ya lo tengo amigo! Me lo he bajado hace un rato junto con otros discos (ya era hora de bajar un porrón de nuevos grupos para ir conociendo)
Ya te diré cuando escuche el disco entero. De nuevo, gracias por poder compartir esta música contigo Erik.
Un abrazo.
@ Isaac
Algunos veranos más que otros amigo. Yo hace ya bastante tiempo que no paso un verano como a mí me gustaría. Pero bueno, supuestamente, aún me queda muchos veranos más por delante.
Un abrazo amigo.
Álvaro R.
30 agosto, 2010 en 13:08
Sí un gran verano. Cuando eres adolescente y estás a tu bola, todo te parece muy bonito. Si le añades que estás con una pibita, ni te cuento. Yo siempre recordaré el primer año que salí en fiestas. No porque fueran fiestas (son, han sido y serán una mierda) sino por el placer de poder salir hasta tarde sin que mis padres me dijeran nada. Eso era lo que molaba.
30 agosto, 2010 en 14:38
Óle tus huevos, me has dado una idea muy buena para escribir un articulo, y es sobre LA SENSACIÓN DE LIBERTAD. Que eso, es lo que a ti te pasó en esas fiestas. La sensación de libertad que sientes cuando eres adolescente y estar haciendo lo que a tí te gusta sin consecuencia y sin preocupaciones.
Por ejemplo, cuando empezabamos a saltarnos las clases en el instituto. ¿Qué mayor sensación de libertad hay para un adolescente de dieciséis años que, debiendo estar por cojones con sus compañeros dando clases de matemáticas (o lo que sea), está en el bar jugando al billar, en la playa, o donde sea?
Un abrazo.
Álvaro R.
30 agosto, 2010 en 14:58
¡Claro que sí, joder! Eso de pirarse lo he tomado yo como deporte nacional aunque, a la larga, no es bueno. Sí, es una sensación de libertado cojonuda, esa y la de por fin salir hasta que te salga de ahí. Creo que tu nuevo artículo me va a encantar, de nada por la idea.
31 agosto, 2010 en 0:59
No es malo, siempre y cuando sean días puntuales. Ahora bien, si te saltas las clases día sí y otro también, chungo. Me ha hecho mucha ilusión que me dieras esta idea, porque así tengo una excusa para contar el día que mejor me lo pasé saltandome las clases. Yo que soy un nostlágico patológico, cada vez que me acuerdo me llena de añoranza.
Un abrazo amigo.
Álvaro R.
31 agosto, 2010 en 11:34
Es que es malo porque yo me piraba día sí y día también, lo digo por experiencia XD!
31 agosto, 2010 en 15:02
jajajajajaja, ¡¡gamberro!! 😀
31 agosto, 2010 en 15:23
Buenas:
Mítico verano. Yo no recuerdo uno tan legendario, más bien momentos puntuales y específicos…
3 septiembre, 2010 en 12:39
Cada uno vive sus veranos como mejor le gusta. Me explico; Yo no soy una persona que necesite grandes cosas, me conformo con poco y para mí, el verano de 2002 fue perfecto. Cada uno vive el verano de una forma distinta. A lo mejor mi articulo lo lee un chaval que pasó el verano de su vida en una isla del Caribe, montado en un yate y mi verano le parece patético. Pero yo tenía todo lo que quería, todo lo que necesitaba. No ansiaba más. Y no porque fuera un adolescente de diceséis años, porque daría lo que fuera, por pasar a mis 24 años un verano igual que ese.
Un abrazo Mike.
Álvaro R.
3 septiembre, 2010 en 15:27
Yo sigo en busca de ese gran verano… Ningún verano me suele pasar nada excepcional o digno de recordar, al menos a nivel estrictamente personal.
Pero seguro que recordaré este último año por éxitos impensables y fracasos estrepitosos, de los que también se aprende.
Y cómo no… Por ser el año en que vi en Madrid que los del Atleti eramos una familia difícil de superar, y que se podía asistir a conciertos de rock y ver en ellos camisetas de España sin que pareciera extraño para nadie.
Si, una temporada primavera-verano bastante buena en ese sentido.
4 septiembre, 2010 en 22:39
Hola amigo, un placer leerte de nuevo por aquí.
Desde hace bastante, nunca paso los veranos como a mí me gustaría, estoy siempre solo, sin compañía alguna, aunque he de reconocer, que desde finales de Agosto estoy pasando un verano muy bueno gracias a que mi hermana y sus amigos están de vacaciónes aquí en El Puerto. Si no llega a ser por eso…
Cada uno es feliz con lo que más le gusta, lo que más feliz le hace, lo digo por lo que has dicho del Atleti, eso te hace feliz y tendrás un grato recuerdo de este verano sólo por eso. Yo me conformo con bien poco, no necesito de grandes fiestas ni viajes exóticos, sólo estar con buena gente, compartiendo días y noches de verano. Sin más.
Por cierto, muy de acuerdo en lo que has dicho sobre las camisetas españolas, totalmente de acuerdo.
Un abrazo.
Álvaro R.
5 septiembre, 2010 en 20:22
Querido Álvaro, Me gusta iniciar mis comentarios con esa frase, porque de alguna forma me hace creer que esto es como un intercambio de cartas a la antigüita entre dos viejos amigos.
¡Lo que he disfrutado leyendo esta entrada!, ese verano inolvidable, situado en una época que sin duda debió ser maravilloso. Esa amistad con Armando, en la que estaban hasta las tantas de la mañana en la piscina escuchando su música «cañera» jajaja, o paseando en la moto azul celeste, que ya te digo yo que me he emocionado al leer que era de ese color, porque para mi el azul celeste es probablemente el más bonito que existe. Por favor no nos dejes con la duda, y cuenta ya esos actos de vandalismo que ustedes dos llevaban a cabo, jajaja, la verdad no creo que ensucies mucho sus nombres.
Luego está esa bonita parte donde relatas a trozos la historia de tu primer amor. En este punto he de decir que he disfrutado mucho leyendo, y aunque debo confesar que no me gusta admitir que soy una persona romántica, de hecho, si alguna vez alguien me acusa de serlo, yo siempre voy a negarlo rotundamente jajaja. El punto es, que en verdad me ha gustado la forma en que lo relatas, ¡que vivencias Álvaro!
A medida que te leo y viajo por este maravilloso espacio que es Anhelarium voy descubriendo más cosas sobre ti que me permiten admirarte más todavía, y es que siempre me descubro sonriendo al imaginar a todos los Álvaros que nos presentas en las diversas etapas de su vida, desde el niño pequeño que tenía manía por su hipopótamo amarillo hasta el joven que se cocino bajo la influencia californiana de los años 90, y que más tarde estaría graduándose de la facultad de derecho en otra ciudad y no en la que creció. .
¿Sabes que es lo más bonito de todo?, que tu no necesitas sacarte la lotería o viajar por el mundo para ser feliz, tú eres feliz con las cosas cotidianas y simples, te aferras a cada recuerdo de una forma maravillosa, porque lo retienes en tu memoria con lujo de detalle, ¡y lo agradeces!, porque esa impresión me deja, que mientras escribes esto tu estás agradeciendo por haberlo vivido.
Álvaro, ojala todos los seres humanos pudiéramos ser un poquito más como tu, ojala pudiéramos dejar de buscar la felicidad en las cosas que no tenemos o en los momentos que todavía no vivimos y pudiéramos ser capaces de saborear el momento presente y atesorar los recuerdos con el grado de cuidado que tú lo haces.
Las personas a tu alrededor, todas las que formaron y forman parte de tu vida, solo pueden sentirse afortunadas por los momentos compartidos a tu lado. Cuando digo que te admiro hablo muy enserio.
Finalmente me despido diciéndote que de corazón espero que el verano que aquí narras no haya sido el mejor de tú vida, y te lo digo porque eres joven y sé que seguramente te quedan muchísimos veranos más por vivir, así que espero que cada nuevo año el verano sea mejor que el anterior, y que el anterior que ese, y que éste solo pase a formar parte de tu repertorio de veranos felices.
Que el mejor verano de tu vida siempre sea el nuevo que está por venir y que así vivas muchos veranos felices.
Un abrazo grande Álvaro!, en buena hora descubrí este sitio!! 🙂
27 mayo, 2019 en 18:33
Alba me dejas totalmente embelesado y abrumado tras leerte. Ya sabes que cuando recibo comentarios largos que merecen aún más una pausada respuesta, me gusta tomarme mi tiempo, estar tranquilo para ello. A esto hay que sumarle que, como bien sabes, aquí hemos estado de Feria y no he parado en todos estos días. La Feria acabó el pasado lunes y hoy miércoles ya estoy sentado en mi sofá, con mi música y mi refresco dedicándote el tiempo que mereces.
Todo tu comentario es de lo más gratificante, pero tu quinto párrafo me ha tocado muy hondo. Qué hermoso todo lo que me escribes y cómo me lo escribes. Cree Anhelarium hace casi diez años con la intención de que fuese un reflejo más de mí, sobre todo desde que comencé a escribir sobre asuntos personales. Tengo que decir al respecto que debí en su momento haber escrito muchas más, me refiero a entradas personales. Pero durante la primera etapa del blog me enfocaba más en escribir sobre cosas frikis. Poco a poco me fui abriendo y ya en la segunda etapa de Anhelarium me marché para Madrid a comenzar la carrera de Derecho. En estos años de universidad bajé muchísimo el ritmo en cuanto a entradas de todo tipo, aún más las personales. Pero ahora, en esta tercera etapa, no tengo ni tendría excusas. Debo escribir sobre más sensaciones, anécdotas y vivencias mías. Tú me animas a ello. Y eso haré.
Te estoy enormemente agradecido porque le das sentido a este espacio, porque está hecho precisamente para mostrarme y compartir con los demás todo lo que me entusiasma. Y tú, ahora, desde el primer día que te dejaste ver por Anhelarium, vuelves a insuflar en mí esas ganas de escribir y escribir. Sólo por tu atención, ya merece la pena.
Muchos besos, Alba. ¡Qué linda eres!
5 junio, 2019 en 20:21
Álvaro, nada tienes que agradecerme a mi, yo soy la más afortunada aquí!, y me da un montón de gusto que te inspire de algún modo a seguir escribiendo, porque eso significa que habrá más anhelarium para mi!!
Un abrazo y un beso hasta el Puerto de Santa María 🙂
6 junio, 2019 en 17:05