Gracias y hasta siempre, Madrid
Hace casi siete meses que dejé Madrid, pero es ahora cuando tengo la necesidad de escribir estas líneas. Quizás también porque quería darme un tiempo aquí, ver si este paso que decidí dar era el más acertado. Y vaya si lo es. Aunque tengo que confesar que no me he dado cuenta ahora. Al poco de estar aquí sentí que era donde debía estar. Pero de alguna forma quería medir la magnitud de mi decisión dejando que pasara el tiempo. Desde que comencé el cuarto año de carrera ya tenía en mente la posibilidad de ejercer aquí. Era una idea que me hacía ilusión aunque no pensaba mucho en ello, pues aún me quedaban cosas por hacer en Madrid, entre ellas terminar los estudios, lo más importante de todo. Fue precisamente estudiar la carrera de Derecho el principal motivo por el que a finales del verano de 2012 me instalé en Madrid. Irme a vivir a Madrid también me ayudaría a encontrarme a mí mismo, buscarme un porvenir, como se suele decir, y encontrar el rumbo de mi vida, por fin. Desde el primer día de mi nueva vida allí eché en falta no tener mi playa para deleitarme con esos largos paseos, notaba que vivía en otro estilo de vida, muy diferente. Tendría que acostumbrarme. Pero aún era temprano para saber si allí sería feliz o no, para saber cuál era mi sitio. Tenía cosas más importantes en las que pensar. Madrid es la ciudad de las oportunidades, estando allí tenía ante mí el mayor escaparate del mundo. Todo por descubrir y por hacer. Y así ha sido en todo momento durante los más de cinco años que he estado viviendo en Madrid. He exprimido mi estancia allí, he querido sacarle todo el jugo al tiempo que he disfrutado de vivir en un sitio tan abierto a todo. Me entregué a vivir experiencias, tanto las que venían sin avisar como las que me generaban inquietud. Todo ello sin desatender jamás la principal tarea que yo mismo me había encargado, sacarme los estudios en Derecho.
Madrid, desde el primer momento, ya comenzaba a darme. Madrid me ha dado mucho durante todos estos años, mucha mundología. Mi intención no es sacar a relucir en estas líneas las entretelas que han colmado todos estos años de vivencias, anécdotas y sentimientos de todo matiz. Pero sí voy a compartir lo más valioso que me llevo de Madrid. De Madrid me llevo el haber crecido, haber aprendido, Madrid me invitó a vivir una suerte de nueva adolescencia, esta vez desde la madurez que dan los años. Porque me marché para Madrid con veintiséis años de edad. No fue fácil comenzar casi de cero a ese punto. No lo fue ver cómo me acercaba a los treinta y aún tenía toda una carrera de Derecho por obtener. A medida que avanzaba en mis años de universidad sentía cómo el tiempo me resultaba opresivo. Se me hacía duro ver como acariciaba los treinta, como los cumplía, y aún me quedaba recorrido por delante. Un recorrido que además compartía con chavales muy jóvenes que me recordaban el bonito tiempo que no había sabido aprovechar tiempo atrás. De Madrid me llevo el haber tenido todo lo que andaba buscando y más. Porque no me esperaba encontrar unos amigos como los que he conseguido hacer allí. Amigos de los de verdad, de los que están, de los que dan sin esperar nada a cambio. Madrid me ha dado unos amigos que me quieren con sinceridad, que desde siempre se han acercado a mí por que así lo sentían. Tengo unos amigos que valen el doble de su peso en oro, y no pasó mucho desde que los conocí para darme cuenta que son de esas amistades que duran para toda la vida. A día de hoy, así me lo demuestran. Siempre me tendrán rodilla en tierra.
En Madrid he sido muy feliz y un tipo muy afortunado. Por si fuera poco vivir en un sitio como lo es Madrid, he tenido la fortuna de hacerlo con todo tipo de comodidades. Eso es algo que desde el minuto uno he sabido valorar. He sido siempre consciente de esa enorme suerte. La gran comodidad con la que he vivido estos años, la compañía de mis madrileños y los encantos de vivir en un lugar así, sin duda era lo que me invitaba a seguir allí. Vivir así en Madrid es todo un privilegio. Pero en mi última etapa en Madrid nació en mi un anhelo. A pesar de disfrutar de todo lo mejor que te puede dar vivir en una gran ciudad, yo echaba de menos mi tierra. Logré entender como nunca a mi paisano Rafael Alberti cuando escribió Marinero En Tierra hace casi cien años. Mi recorrido en la universidad llegaba a su fin y la idea de regresar cobraba fuerza. Lejos de todo chovinismo, anhelaba este estilo de vida, añoraba mi Puerto de Santa María. Madrid me enseñó a saber quitarme de encima toda inquietud y no quería echar el ancla allí y quedarme con la espinita de no darme una nueva oportunidad en la ciudad marinera que me vio nacer. Me apasiona Madrid, pero echaba mucho de menos mi vida «californiana». Mi playa, mi surf, esta luz y tranquilidad. Esta vida con sabor a sal. No dudé y justo el día que comenzaba a reír la primavera, el día 21 del pasado mes de marzo, regresé. Si siempre me ha gustado estar aquí, ahora las circunstancias además eran más favorables, como tener la casa para mí solo o poder estudiar el Máster y ejercer aquí mi profesión sin problema alguno. Sin duda sería un salto cualitativo. Jamás le cerraré la puerta a Madrid. Siempre será una opción. Antes de irme a Madrid a vivir ya solía subir varias veces al año para disfrutar de unos días allí y visitar a mi hermana, que lleva en Madrid más de once años. Ahora vuelvo a disfrutar de Madrid de esa manera, como un turista más. De hecho desde que estoy instalado aquí ya he subido un par de veces para pasar unos días, visitar a mi gente y pasarlo bien. Pero como turista o residente, yo jamás dejaré de estar ligado al lugar que tanto me ha dado. En lo que me quede de vida, siempre visitaré asiduamente Madrid. Simplemente he querido venirme al mar, vivir cerca de las olas y sentir el abrazar de todos estos rincones que tan tranquilo me hacen sentir.
Gracias por tanto y por todo. Gracias y hasta siempre, Madrid.

Gran Vía de Madrid. Abril de 2014
Los recuerdos buenos son los que deben perdurar en la memoria 🙂 Abrazos de luz, Álvaro ❤
18 octubre, 2018 en 10:16
MAMEN, gracias por tu comentario. De Madrid me llevo tantas cosas inolvidables…Un besito, me alegra verte siempre por aquí. Buen fin de semana, linda.
19 octubre, 2018 en 10:57
Bonita entrada, sinceras palabras, me han inspirado a dejar un comentario. Como decía Joaquín Sabina (pongamos que hablo de Madrid…) La vida no es un cuaderno cuadriculado sino una golondrina en movimiento. Yo tengo 34 y hay muchas cosas que estoy empezando a hacer y comprender ahora, incluida a mi misma. Suerte en tu nueva etapa.
18 octubre, 2018 en 16:06
Hola Isis, bienvenida a Anhelarium y muchísimas gracias por participar con tu comentario. Qué bien viene a colación Sabina ¿eh? Ese artista es Madrid puro. Muchas gracias por tus deseos. Lo mismo para ti, espero que a tus 34 años la vida te tenga muy bonitas cosas preparadas. Yo tengo 32 años, somos aún muy jóvenes, tenemos tanto por delante. Gracias nuevamente, espero verte pronto por aquí.
Buen fin de semana, Isis.
19 octubre, 2018 en 10:59
Me he topado por casualidad con este artículo tuyo y de alguna forma entiendo lo que sientes. Yo también deje mi pueblo natal (en México), para venirme a vivir a la capital del estado en el que vivo con la intención de acceder a mejores oportunidades y para estudiar mi carrera, que también es derecho. Así que de colega a colega te cuento que te entiendo muy bien. Que yo también eche de menos el sitio del que soy, y que le debo mucho al sitio en el que vivo ahora, porque he atesorado experiencias inigualables. Tú has decidido volver e ir al mar, que por favor, me gustaría mucho saber a qué lugar has partido ahora?
Yo espero poder irme de aquí en algún momento, siento que el tiempo que tuve que vivir aquí ya fue y que es tiempo de emprender nuevos rumbos.
En fin… tus palabras me han hecho sentir identificada.
Un abrazo desde Chihuahua, México
18 octubre, 2018 en 17:43
¡Hola aubescrit! Sé bienvenido a este espacio. Muchísimo éxito en esa carrera de Derecho y en esa nueva etapa de tu vida. Por lo que leo, los dos vivimos una experiencia parecida, cada uno en una parte del planeta. Verás, también me he sentido muy identificado con esa frase tuya: «siento que el tiempo que tuve que vivir aquí ya fue y que es tiempo de emprender nuevos rumbos». Exacto. Madrid era una etapa que tenía que vivir, una etapa que ya me dio todo lo que me tenía que dar. Ahora tenía que partir y seguir adelante. Estar en mi sitio, en el lugar que mejor y más feliz me siento.
Yo soy del Puerto de Santa María (Cádiz, sur de Andalucía, España). Y es aquí donde regresé después de mi etapa madrileña.
Un fuerte abrazo hasta México, mis mejores deseos para ti.
Buen fin de semana, ¡Viva México!
19 octubre, 2018 en 11:04
Que ¡Viva México!, Álvaro, y que también ¡Viva España!
22 octubre, 2018 en 16:27
Madrid es una ciudad muy acogedora, si además tuviera playa sería, casi casi, perfecta.
Saludos Alvaro, feliz fin de semana.
19 octubre, 2018 en 18:38
Si Madrid tuviera playa ya los madrileños serían intratables, jajaja. Lo mismo digo de Sevilla y los sevillanos. Si ambas ciudades disfrutaran de costa, la verdad es que serían las ciudades más perfectas del mundo.
Un saludo, Leo.
22 octubre, 2018 en 9:45
Hola Álvaro!
Me ha gustado mucho esta entrada, personal, reflexiva… Y en cierta forma entiendo también una parte lo que has explicado, con la diferencia que yo no volveré a mi punto de partida, el lugar en el que nací y viví mis primeros 18 años de vida. Me ha parecido curioso que fue para mi también en el 2012 cuando deje las tierras en que me crie. Y en estos seis años he cambiado tanto que a veces no me reconozco. Sin duda creo que todos deberíamos de vivir un tiempo en alguna ciudad, sea un Madrid o un Barcelona, etc, alguna ciudad diferente para ver más allá de lo que siempre te rodea. En mi caso solo hay 200 km largos pero la diferencia entre una zona y otra se notaba mucho, sin duda para mi fue abrir un gran ventanal. Nuevas oportunidades, nuevas miradas, nuevas formas de ver la vida y la sociedad. Fue pasar de vivir en una zona rural a la gran zona metropolitana.
Ahora sin duda lo que más echo de menos es la tranquilidad, esos cielos estrellados que veía desde mi terraza, el viento puro en mi rostro… Hecho de menos esa vida más natural, esa calma que solo te pueden dar los pueblos pequeños.
En fin, muy buena entrada! También me ha parecido muy oportuno como has mencionado, esperar un tiempo en reposar y comprobar cual era tu lugar. Todo necesita su tiempo y espacio.
Que acabes de disfrutar del fin de semana!!
Un fuerte abrazo!!
20 octubre, 2018 en 22:03
¡Hola Cristina! Espero que estés teniendo un buen inicio de semana. Muchas gracias por tu mensaje y lo que compartes en él. Cuando dices que has cambiado tanto que no te reconoces, me he sentido muy afín. Y digo más, cuando recuerdo momentos de mis dieciocho años o veinte, es como si fuese otra vida, como si ese Álvaro fuese otra persona. Algo rarísimo. Sin duda es síntoma de lo mucho que hemos cambiado. Y para bien, por supuesto.
Comparto ese anhelo que a veces te despierta esos recuerdos de la infancia y esos paisajes y sensaciones que tanto te han dado y marcado. Sé muy bien cómo es esa nostalgia.
Muchos besos, Cristina. Nos seguimos leyendo.
22 octubre, 2018 en 9:50
¡Hermoso y sincero agradecimiento a Madrid, Álvaro! Es muy lindo ser siempre agradecido con todo lo que nos brinda la vida… ¡Todo es un aprendizaje! Que sigas el camino en tu bello Puerto de Santa María, viviendo tus sueños… ¡¡Un gran abrazo!! :* 😉 🙂
29 octubre, 2018 en 15:53
Muchísimas gracias por esas palabras, Luz. Siempre tan amable. Muchos besos y buena semana 😊👍🏻
29 octubre, 2018 en 17:29
¡¡A ti, por compartir desde el corazón, Álvaro!! Tan lindo… ¡¡Graciaaas!! Muchos besitos también para ti… :* 😉
29 octubre, 2018 en 20:26
Ah… ¿Sabes? Mi hija anda de visita en Europa con su esposo… Estuvieron ya en varios sitios de tu bella patria. En Madrid, Valencia, Pamplona, Olite, San Sebastián y Ondarribi… El primero de noviembre llegan de nuevo a España. Estarán en Barcelona, luego en Mallorca, y después ya ir acercándose otra vez a Madrid para regresar a Colombia… Me gustaría que pudieran ir a conocer las bellas playas de tu Santa María, pero ya están cortos de dinero… 😦
¡¡Abrazooo!! 🙂 😉
29 octubre, 2018 en 20:48
¡Anda! ¡Qué de lugares! No me extraña que el dinero ya les vaya justo, son muchas ciudades y todas ellas caras. Pero me alegro mucho mucho que hayan podido disfrutar de todas esas bellas ciudades. ¿Para cuándo tú? 😀
29 octubre, 2018 en 20:58
Sí… Y eso que han estado donde familia o amigos o Couchsurfing o Air B’nB, pero el dinero no alcanza, jeje… Sin embargo, muy buen paseo han tenido!! Regresan el 29 de noviembre. Eran 70 días de aventura, jajaja…
Yo, Dios mediante el próximo año en verano… 😃😃
Abrazooo…
31 octubre, 2018 en 16:29
Vuelve pronto
24 enero, 2019 en 15:52