The Leftovers – Cuando la humanidad intenta entender la locura
Gracias a la recomendación de una amiga he disfrutado recientemente de las dos primeras temporadas de una serie que no puede dejar indiferente a nadie. Se trata de The Leftovers (Los restos) y actualmente se encuentra rodando la que será su tercera y última temporada. Para cualquier serieadicto, ver un capítulo de esta serie es querer ver el siguiente y el siguiente y el siguiente. Por su confusa y excéntrica originalidad y esos capítulos rebosantes de una incertidumbre in crescendo y por lo raro e incongruente que presenta cada capítulo, me llega a recordar a LOST (Perdidos), esa gran serie que tuvo enganchado a millones de personas, la que provocó el aumento de serieadictos y de la que os hablé en Anhelarium hace ya unos años. Sólo espero que no acabe como acabó la obra de J. J. Abrams, que aunque en su día defendí ese final, con el paso de los años y analizándolo todo fríamente, me pareció una tomadura de pelo que no se diera respuesta a todos esos enigmas que eran los que verdaderamente mantenían a millones de seguidores expectantes frente a la serie temporada tras temporada (6 temporadas, 121 episodios). Sólo espero que los creadores de esta serie de la que hoy os escribo algo (Damon Lindelof y Tom Perrotta entre otros) no cometan el mismo error y eviten que mucha gente sienta que ha desperdiciado su tiempo. Con The Leftovers estamos ante un diamante en bruto que en sus dos primeras temporadas ha demostrado ser una obra maestra y que puede llegar a ser todo un hito en el mundo de las series.
He titulado esta entrada Cuando la humanidad intenta entender la locura porque los protagonistas de esta serie intentan vivir y entender una locura desde una desquebrajada cordura. ¿Acaso no es una locura que el 2% de la población mundial desaparezca repentinamente y sin explicación alguna? Millones de personas han dejado de existir y no hay el más mínimo rastro de ellas. Personas que mientras trabajaban, cuidaban de los suyos o simplemente dormían plácidamente al lado de sus parejas, desaparecen como por arte de magia, dejando al resto, a los que se han quedado, trastornados por entender qué ha sucedido y desquiciados por saber qué deben de hacer ante tal desgracia. Pues, ¿volverá a suceder? ¿Será algo cíclico? La serie toma forma tres años después de lo sucedido el 14 de octubre, día en que todos se fueron y donde aquí, sólo quedaron los restos.
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La primera temporada es soberbia. Sitúa al espectador ante una tragedia devastadora que no tiene explicación alguna y en esta no hay intención alguna de mostrar al espectador qué ha ocurrido y por qué, sino cómo los distintos personajes se amoldan e intentan afrontar lo sucedido, cómo intentan mantener la cordura cuando ésta parece haber desaparecido también. Ante colosal e inexplicable desastre, muchos lo atribuyen a algo divino, y es por eso que a lo largo y ancho del mundo proliferan las sectas y todas y cada una de ellas tendrán sus propósitos y sus extrañas singularidades. Los principales protagonistas de The Leftovers forman una familia rota por la desgracia y por una excéntrica secta, el Remanente Culpable, que visten siempre de blanco, fuman como carreteros y han hecho un voto de silencio y poco se sabe de sus oscuros planes. Pero para oscuros, muchos de los personajes que salen en esta serie que sumado a los enigmas que plantea el núcleo argumental, hacen que la serie parezca un constante sinsentido. Aparecen muchos iluminados que saben qué hacer, salvadores que dicen saber qué y por qué ha pasado todo. Líderes de sectas que enloquecen aún más a las personas y otras que luchan para no caer en la locura pero que se muestran recelosas y en un estado permanente de depresión como el principal protagonista, Kevin Garvey (Justin Theroux). A todos les une el duelo al que se enfrentan por haber perdido a sus seres queridos y de aquella manera. Pero también comparten los sentimientos de culpa y el miedo, miedo que cada uno expresa a su manera. Pero estos personajes son crudos, realistas, cargados de sentimiento, tanto que llegan a ponerte de los nervios y que hacen que la serie se revista de una calidad que no tienen las demás. Por si fuera poco, the Leftovers cuenta con una banda sonora prodigiosa y admirable, compuesta por el compositor y productor británico Max Richter.
La primera temporada termina como empezó, llena de interrogantes y con unos protagonistas con los que no tardas en empatizar. Es una temporada que explora los límites de sus personajes y cómo no, las de sus espectadores. Y esos mismos espectadores seguro que aguardarán ver la segunda temporada, pues es lo que deberían hacer. Con esta entrada recomiendo ver esta serie pero sobre todo recomiendo a esos que quizás y por la razón que sea, no han querido seguir viéndola, que le den una nueva oportunidad porque es con la segunda temporada donde esta serie cobra mayor fuerza y la historia, mucha más relevancia. La segunda temporada mejora indiscutiblemente la anterior y hace que ya de manera fanática, permanezcas pegado a la pantalla viendo lo que se acontece. En su segunda temporada hasta la fotografía mejora. HBO se atreve con lo que sea y el giro argumental de la serie propone todo un reto pues incrementa el desconcierto y resulta aún más impactante y críptica.
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En definitiva, The leftovers es una revelación, otra obra maestra de la cadena HBO que tantas alegrías lleva dándonos desde hace años. Y aunque te recuerde a Lost, recuerda también que no es Lost. Pues lo que The Leftovers presenta y arriesga, a mi modo de ver, vale mucho más. Para los que llevamos ya muchos años entusiasmados con las series, de manera casi incontrolable le buscamos el parecido con Perdidos, pero al tercer o cuarto episodio comprobamos estar ante algo mucho más inteligente y una serie más hipnótica.
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